Benjamin Netanyahu sostiene una pistola que el Ejército israelí asegura que confiscó en Cisjordania, durante una visita el martes a la base militar del asentamiento de Beit El near, cerca de Ramala
Benjamin Netanyahu sostiene una pistola que el Ejército israelí asegura que confiscó en Cisjordania, durante una visita el martes a la base militar del asentamiento de Beit El near, cerca de Ramala - Reuters

Israel considera que la conferencia de París está «amañada» por los palestinos

El borrador del texto que se presentará este domingo adelanta que se pedirá a Netanyahu y a Abás que aparten de sus gobiernos a aquellos ministros y altos cargos que se opongan a la solución de los dos estados

Corresponsal en Jerusalén Actualizado: Guardar
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La cuenta atrás para la Conferencia Internacional de Paz de París está marcada por la guerra dialéctica por parte de los dirigentes del Estado judío que la consideran «amañada, manipulada por los palestinos con el auspicio francés para adoptar posiciones más anti-israelíes», según el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

La iniciativa francesa «aleja la paz», en opinión de un dirigente que aseguró que Israel no se sentirá vinculado con las decisiones o resoluciones que de allí salgan este domingo. La número dos de Exteriores, Tzipi Hotovely, la comparó con «una boda sin novio, ni novia» debido a la ausencia de representantes israelíes y palestinos e insistió en que «la paz solo puede llegar por medio de una negociación directa, no por la coacción externa».

Este diálogo directo está congelado desde 2014 por la negativa del Gobierno israelí a detener la expansión de las colonias judías en territorio palestino. La comunidad internacional considera los asentamientos «contrarios al derecho internacional» y «un obstáculo para la paz» y el pasado 23 de diciembre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas los declaró ilegales e instó a Netanyahu a frenarlos.

El malestar israelí contrasta con la esperanza al otro lado del muro

Tras el primer encuentro de junio para tratar de resucitar la solución de los dos estados, el presidente Françoise Hollande, volverá a reunir en París a 70 delegaciones internacionales, entre las que, a diferencia de lo ocurrido en verano, sí estará el secretario de Estado estadounidense, John Kerry. A falta de una semana para que la Casa Blanca reciba a su nuevo inquilino, Donald Trump, la administración de Barack Obama concluye su mandato con la abstención en la ONU, que permitió la aprobación de la resolución contras los asentamientos, y el apoyo al proceso de París.

A comienzos de semana el diario israelí Haaretz publicó el borrador del texto que se presentará el domingo, en el que se pedirá a Netanyahu y al presidente palestino, Mahmud Abás, apartar de sus gobiernos a aquellos ministros y altos cargos que se opongan a la solución de los dos estados. Los países reunidos, además, se mantendrán firmes en el no reconocimiento de cambios en las fronteras establecidas de 1967, incluida Jerusalén, a no ser que estos sean consensuados por las dos partes.

Tras la victoria electoral de Trump y el anuncio de su intención de trasladar la Embajada de Estados Unidos a Jerusalén, ministros israelíes como el de Educación, Naftali Benet, piden de manera pública la anexión de los territorios palestinos para enterrar de forma definitiva cualquier opción de crear un Estado palestino. El malestar israelí contrasta con la esperanza al otro lado del muro. Abás viajará a París para entrevistarse con Hollande tras la conferencia, pero Netanyahu ha declinado la invitación.

Ciberespionaje de Hamás

La cumbre francesa se produce en mitad los interrogatorios policiales al primer ministro israelí por supuestos delitos de corrupción y tras el anuncio por parte del Ejército de la existencia de una red de ciberespionaje de Hamás que a través del uso de perfiles de mujeres contactaba con soldados para que estos descargaran aplicaciones que les permitían robar datos y conocer su localización. Los hackers islamistas habrían logrado acceder a las cámaras y micrófonos de «decenas» de militares, permitiéndoles hacer fotos y grabar conversaciones sin que la víctima lo supiera, según el Ejército.

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