Irán llama «perdedor» a EE.UU. en sus 40 años de enfrentamiento

El presidente israelí agradeció a Trump el retablecimiento de las sanciones

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Alí Jamenei preparó a Irán para la nueva ronda de sanciones que impondrá Estados Unidos a partir de mañana y que serán «las más importantes de la historia», según el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. Los nuevos castigos se sumarán a los que ya están en vigor desde agosto e incluirán la venta de petróleo, la prohibición a las transacciones financieras con su Banco Central y restricciones para el sector portuario. Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania y China, firmantes del acuerdo nuclear con la república islámica en 2015, condenaron la decisión de Donald Trump e insistieron en su intención de mantener vivo el pacto y trabajar para hacer frente a las medidas de EE.UU. La situación es complicada porque los castigos de Washington afectarán a todos aquellos que mantengan relaciones comerciales con los iraníes, lo que supondrá penalizaciones para las empresas europeas que sigan operando en el país. Muchas multinacionales ya han decidido abandonar el país para evitar problemas.

El Líder Supremo iraní quiso tranquilizar a la población y aseguró que «no hay motivo para estar preocupados. Deberíamos esperar y ver que EE.UU. no podrá adoptar ninguna medida contra la nación iraní, grande y valiente». Unas palabras que contrastan con la realidad de un país en el que los hidrocarburos suponen el 80 por ciento de las exportaciones y donde la «economía de resistencia» impuesta las autoridades para intentar diversificar la economía no ha logrado acabar con la dependencia del petróleo. La aplicación de los castigos será progresiva y Pompeo señaló que EE.UU. eximirá temporalmente a ocho países o «jurisdicciones» territoriales que han hecho «esfuerzos» por reducir sus importaciones de petróleo de Teherán. Uno de los países que podrá seguir comprando crudo es Japón.

Aviones de combate

Para Jamenei, «el EE.UU. de hoy es mucho más débil que el de hace 40 años» y aseguró que es el «perdedor» en el pulso que libra con la república islámica desde el triunfo de la revolución en 1979. En medio de un clima marcado por el pesimismo en las calles ante un panorama que se presenta complicado, los iraníes informaron de la inauguración de la línea de fabricación de su primer avión de combate de diseño y producción interna llamado «Kowsar». Lo presentaron como «un símbolo de la lucha contra la arrogancia global», en alusión a EE.UU., y como ejemplo de que las sanciones no pueden doblegar al país.

Expertos y analistas tildan la política exterior de Trump de «imprevisible» por el carácter del presidente, pero en lo que se refiere a Irán su estrategia es clara y sigue los parámetros marcados por Israel, su gran aliado regional. Estadounidenses e israelíes buscan asfixiar a un régimen islámico donde el rial está en caída libre y se producen protestas semanales desde comienzos de año debido a la grave situación económica y a la certeza de que empeorará aun más a partir de mañana. Pese a que los informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) certifican que Teherán cumple con todo lo acordado, estadounidenses e israelíes desconfían y esperan frenar su expansión regional a base de sanciones.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, celebró ayer el anuncio de EE.UU. y agradeció esta decisión al presidente Trump. «Hace años que insisto en el restablecimiento de la totalidad de las sanciones contra el régimen terrorista asesino de Irán que pone en peligro al mundo entero», dijo en un mensaje difundido por su oficina tras acabar la jornada sagrada del shabat.

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