Carmen de Carlos - EN FOCO

Intimidad

Dos noticias ganaron espacio propio: la retirada del asilo diplomático al insufrible Julian Assange y el hallazgo de la nieta número 129, por parte de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.

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En estos tiempos revueltos donde las elecciones en España inundan los medios de comunicación, dos noticias ganaron espacio propio. La retirada del asilo diplomático de Ecuador al insufrible Julian Assange -con su inmediata detención por la Policía en Londres- y el hallazgo de la nieta número 129, por parte de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.

En el primer caso, al Gobierno de Lenín Moreno se le agotó la paciencia ante un sujeto que, durante los últimos seis años largos, le hizo la vida imposible a los que estaban dentro de la Embajada y a los que se creyeron seguros fuera. A unos, por su incapacidad para mantener una convivencia sana e higiénica de puertas adentro y a otros, por su permanente hackeo e intromisión en su vida privada y en asuntos de política interna, como sucedió durante la intentona separatista en España, que culminó con el referéndum ilegal en Cataluña.

El caso de la nieta 129, el que verdaderamente conmueve, volvió a traer a la memoria los siete años de la última dictadura militar argentina (1976-83). El terrorismo de Estado ejercido durante las Juntas Militares sumó a las torturas, asesinatos, secuestros y saqueo del patrimonio de sus víctimas, la creación de maternidades en centros clandestinos, con el fin de arrebatar los bebés a las parturientas antes de que les convirtieran en terroristas, según la teoría del general Ramón Camps y compañía. En una de esas dependencias del Ejército, en Campo de Mayo, en la provincia de Buenos Aires, habría nacido la hija de Norma Sintora y Carlos Solsona, un matrimonio de guerrilleros del Erp (Ejército Revolucionario del Pueblo), movimiento de inspiración marxista, leninista y guevarista.

La niña, hoy una mujer de 42 años, atravesó, desde el 2013, un proceso de dudas y resistencia a realizarse las pruebas de ADN que confirmaran su identidad. Finalmente, tras una notificación de la Justicia, que le entregaron en Migraciones al llegar a Buenos Aires, accedió con el resultado conocido. Abuelas de Plaza de Mayo, con el padre de la última de los 129 desaparecidos hallados con vida, ofreció una rueda de prensa donde contaron estos detalles -y otros más- de la vida de una mujer que fue y es víctima desde el primer día que abrió los ojos. Ella, de momento, no ha querido abrazar a Carlos Solsona ni a Marcos, su hermano mayor o a su hermanastro, Martín. Asimilar que tu vida no es ni fue lo que creíste y sentiste, no debe ser nada fácil. Quizás, ayudaría algo que el mundo no supiera, por boca de otros, -aunque sean los tuyos-, tanto de ti.

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