Intelectuales de todo el mundo denuncian «la caza de brujas» del Gobierno turco

Las críticas a la contundente respuesta de la Turquía del presidente Recep Tayyip Erdogan al fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio continúan aumentando. La última ha llegado desde el mundo de la cultura en forma de carta firmada por 118 personalidades reconocidas internacionalmente. En la misiva califican de «caza de brujas» la masiva purga por la que decenas de miles de personas han sido arrestadas y despedidas de sus puestos de trabajo.

Entre los signatarios se encuentran los premios Nobel de Literatura Orhan Pamuk, JM Coetzee y Herta Müller, así como los destacados académicos John Berger y Adam Hochschild. Todos ellos piden poner fin a la “vendetta” del Gobierno turco contra "los pensadores y escritores más brillantes del país".

«Como escritores, académicos y defensores de la libertad de expresión nos afecta particularmente ver a colegas que conocemos y respetamos encarcelados bajo medidas de emergencia. Periodistas como Sahin Alpay y Nazli Ilicak o la novelista Asli Erdogan son honestos defensores de la democracia y se oponen al militarismo o a cualquier tipo de tiraní», reza la carta. El contenido de esta crítica también lo suscribe PEN Internacional, organización de escritores que promueve la literatura y la libertad de expresión.

Otros dos casos que los intelectuales han querido subrayar son el de Ahmet Altan, reconocido novelista, y Mehmet Altan, periodista y exdirector del periódico turco Taraf. Los dos hermanos fueron detenidos el pasado sábado acusados de dar en televisión supuestos mensajes subliminales durante una tertulia política tan solo una noche antes del levantamiento militar.

Injusto sufrimiento

Mientras las críticas internacionales continúan, la preocupación también crece en el seno del país. El líder de la oposición, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, ha alertado contra el «injusto sufrimiento» que las purgas entre funcionarios pueden estar causando. Kiliçdaroglu, que desde el primer momento condenó el golpe y ofreció todo su apoyo al Gobierno del islamista AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), ha exigido que la «legítima» respuesta del país a la sublevación respete el principio de presunción de inocencia.

Erdogan, por su parte, ha sugerido que las detenciones y despidos continuarán pues «todavía queda mucho» en la lucha contra FETO (Organización Terrorista Fethullah Gülen), nombre con el que las autoridades turcas se refieren a la cofradía del clérigo residente en Estados Unidos, a quien Ankara acusa de ser el cerebro del golpe de Estado.