El fotógrafo de Costa de Marfil Mohamed Keita
El fotógrafo de Costa de Marfil Mohamed Keita - ABC

De inmigrante a fotógrafo de la pobreza en Italia

Keita escapó de Costa de Marfil con 14 años tras morir sus padres; en Roma ha convertido en arte la miseria que conoció

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
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De inmigrante menor de edad indocumentado que duerme en la calle entre cartones y plásticos, pasando hambre y frío, Mohamed Keita ha llegado a convertirse en un fotógrafo reconocido. Keita relata la aventura de su vida a ABC en su laboratorio fotográfico del centro diurno de acogida, Civico Zero, de la ONG «Save The Children», en vísperas de inaugurar una nueva exposición en Roma.

«Escapé de Costa de Marfil porque en la guerra civil una bomba destruyó nuestra casa, matando a mis padres que eran campesinos. A los catorce era ya un hombre». A esa edad Mohamed Keita, como un pequeño Ulises, inicia su largo viaje que durante tres años lo llevará a Guinea Conakry, Malí, el desierto, Argelia, Libia (donde pasará cinco meses de cárcel), Malta, Sicilia y finalmente Roma.

En todos esos estados se detuvo para hacer pequeños trabajos, generalmente en el campo y en la construcción, y lograr unas monedas para subsistir y pagar a los traficantes que lo trasladaban de un país a otro. Fue un infierno, pero su relato está salpicado de buen humor, de risa contagiosa, como cuando nos describe que se sentía incluso un poco «artista» cuando pintaba casas con brocha gorda.

«Existe un equipaje en la vida que te corresponde a ti y que solo tú puedes llevarlo»
Consejo del padre de Mohamed

Llegó a Sicilia desde Malta escondido en un camión. Y alcanzó Roma el 1 de marzo de 2010, etapa final, con 17 años. Aquí vive más de tres meses en la calle Marsala, detrás de la estación central de trenes Termini, entre miseria, personas sin techo y jóvenes africanos. Keita no se desanimó ni perdió su coraje. Le sostenía el recuerdo de sus padres: «Me dieron afecto. Los echo siempre de menos. Mi padre me decía siempre: "Existe un equipaje en la vida que te corresponde a ti y que solo tú puedes llevarlo". Porto siempre conmigo este y otros buenos consejos de mis padres».

Con este bagaje, el joven Keita descubre Civico Zero y recibe un inesperado regalo:una máquina fotográfica de usar y tirar. Se apasiona así por la fotografía y tiene claro que será el hilo conductor de su vida: «Me gusta fotografiar la pobreza, gente sola o marginada, pero en un contexto de belleza, ya sea un monumento o un paisaje; así, viendo ese contraste, se pueden apreciar mejor las cosas bellas». Con orgullo, el director del centro, Marco Capuccino, nos dice: «Mohamed es una joya del centro. Da clases de fotografía a inmigrantes y es todo un ejemplo».

Keita estudió italiano, fue a la escuela y asistió a cursos de fotografía. Ahora, a sus 23 años, con sus fotos se gana la vida. A Termini dedicó su primera exposición, inaugurada en la Cámara de Diputados: «Pies, zapatos, equipaje», un título para evocar el ambiente de la estación de trenes, con sus aspectos tercermundistas, como denuncia «L’Espresso»: «Los chicos del zoo de Roma», titula el semanario, que asegura que «inmigrantes menores viven en el subsuelo de Termini y se venden, para no morir de hambre, a pedófilos sin escrúpulos». Keita nunca se vio atrapado en ese mundo. Pero no olvida que fue uno de eso menores no acompañados que desembarcan cada año en Italia.

«Recordar los orígenes»

Según datos del Gobierno, en 2015 llegaron a Italia 11.921 menores no acompañados, incluidas 550 chicas. Unos 4.000 estarían desaparecidos, es decir, se habrían alejado de las estructuras oficiales que los acogen o se habrían marchado a otros países. Pensando en esos jóvenes «invisibles», Keita nos despide con un último pensamiento: «En mi país se dice que “si te olvidas de tus orígenes, acabarás mal”. Es verdad, porque cada uno de nosotros debe ser quién es».

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