Cuba

Raúl Castro impone a Miguel Díaz-Canel para apuntalar la dictadura

La Asamblea ratificará hoy sin chistar al nuevo presidente, pero el Partido Comunista seguirá en manos de Raúl

Raúl Castro entra a la Asamblea junto a Miguel Díaz-Canel, candidato a presidente del Consejo de Estado Afp

MANUEL TRILLO

No hubo sorpresas. Raúl Castro entró este miércoles en el salón donde se iba a celebrar la Asamblea Nacional del Poder Popular acompañado de Miguel Díaz-Canel . La imagen bastaba para confirmar que el actual primer vicepresidente de Cuba se convertirá en el sucesor al frente del Gobierno, tal como ha decidido su mentor. Aun así, la puesta en escena de lo que simula ser un parlamento democrático siguió adelante.

Gisela Duarte Vázquez , presidenta de la llamada Comisión de Candidaturas Nacional (CCN), fue la encargada de presentar oficialmente ante la Asamblea la candidatura única del futuro presidente. El CCN es el encargado, siguiendo los designios de Castro, de elaborar la lista de los 31 miembros del Consejo de Estado, el organismo que ejerce el poder legislativo mientras la Asamblea no se reúne. Además del presidente, forman parte de este Consejo un primer vicepresidente primero, cinco vicepresidentes y 24 vocales.

De acuerdo con el guion establecido, se les entregó a los diputados las biografías de los candidatos para que las estudiaran durante una hora sin salir del salón de la plenaria, para luego votar. El primero al que se vio depositar su papeleta fue el propio Raúl Castro. El resultado se dará a conocer este jueves, aunque la ausencia de alternativas no permite albergar muchas dudas sobre cuál será.

La reelección del presidente de la Asamblea, Esteban Lazo Hernández , con el cien por cien de los 604 votos emitidos da una pista de lo que puede suceder con la votación de Díaz-Canel.

En todo caso, el verdadero núcleo del poder del régimen reside en el Partido Comunista de Cuba, que permanecerá en manos de Raúl Castro, que a sus 86 años seguirá siendo quien lleve las riendas de la política en la isla.

El hermano del fallecido Fidel Castro lleva años preparando la transición para que las nuevas generaciones tomen el testigo de la revolución, dado el inevitable envejecimiento de la jerarquía militar que la puso en marcha hace ya casi 60 años.

Miguel Díaz-Canel, que mañana alcanzará los 58 años, encarna la nueva hornada de dirigentes llamados a mantener viva la llama revolucionaria castrista , a pesar de no haber participado en el célebre asalto al cuartel Moncada ni haber combatido en Sierra Maestra.

En los otros puestos relevantes del Consejo de Estado, también se va a dar entrada a cierta «savia nueva», con tres vicepresidentes que rondan los 50 años, si bien se mantiene uno de la vieja guardia, Ramiro Valdés, con 85. El primer vicepresidente es Salvador Valdés , de 72 años.

Los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba en la sesión parlamentaria Afp

Salto generacional

El reto de dar ese salto generacional sin que el régimen se resienta es la gran obsesión de sus dirigentes. Se trata de dar un cierto baño de modernidad y juventud a la dictadura comunista sin perder su esencia . De hecho, la palabra «continuidad» era ayer una de las más escuchadas en los discursos oficiales y en boca de los diputados, salidos de un remedo de elecciones en los que los cubanos no tenían más opción que votar a los 605 candidatos ya escogidos por el partido para el mismo número de puestos. «La responsabilidad está en que los jóvenes podamos ser fieles continuadores de la obra y de los principios de la revolución», declaraba Darianna Acuña, parlamentaria novel en un vídeo grabado por el diario afín al régimen «Juventud Rebelde».

Según los datos oficiales, la edad media de los diputados ayer reunidos en La Habana es de 49 años y 80 de ellos son menores de 35 años. En total, 530 de los 605 miembros de la Asamblea nacieron después de la revolución .

Pese a que Raúl Castro seguirá llevando las riendas del país, el relevo en la Presidencia no deja de ser un hecho histórico, dado que será la primera vez en casi seis décadas que alguien ajeno a la dinastía del líder de la revolución ocupa ese puesto.

El hasta ahora presidente asumió de forma interina este cargo en 2006, ante una intervención quirúrgica a su hermano Fidel, que ya no volvería a ejercer formalmente el poder. En 2008 fue elegido presidente del Consejo de Estado por la Asamblea.

Durante estos años, ha tratado de introducir algunas reformas económicas para salvar el estancamiento que viene sufriendo la isla. Para ello llegó a permitir un incipiente sector privado local a través de pequeños negocios, en el que trabajan en torno a medio millón de cubanos en la actualidad. Sin embargo, se ha mantenido siempre fiel a los principios de la revolución , en la que también él tuvo un papel destacado, sin dar muestras de renuncia a la dictadura.

Su paso por el poder será recordado también por el proceso de deshielo iniciado en 2014 con Estados Unidos, su gran adversario histórico, con el que restableció lazos diplomáticos después de décadas de tensa enemistad. En 2016 el entonces inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama , realizó un viaje oficial con su familia a La Habana y se entrevistó con Raúl Castro en el Palacio de la Revolución. Aquel viaje le costó a Obama numerosas críticas entre la extensa comunidad de exiliados cubanos en Miami y el resto de Estados Unidos, que veían en este gesto una cesión ante el régimen castrista sin que este diera muestras a cambio de apertura democrática.

Según datos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, en el año 2017 se registraron 4.821 detenciones arbitrarias y había más de un centenar de presos políticos . Solo en el pasado mes de marzo, contabilizó 340 detenciones de disidentes.

El reto de la pobreza

El tutelaje de Raúl Castro sobre Miguel Díaz-Canel y la formación del nuevo presidente en el seno del aparato comunista a lo largo de décadas hace albergar pocas esperanzas de cambio a la población cubana con este relevo. El mismo Castro ha subrayado de él la «sólida firmeza ideológica» del que sería su sucesor, así como su «alto sentido del trabajo colectivo y de exigencia con los subordinados». En 2013, dijo de él que «no es un advenedizo ni un improvisado».

El tiempo dirá qué supone la llegada de Díaz-Canel a la Presidencia de Cuba. Entre sus retos estará aliviar las estrecheces económicas de los cubanos, agravada con la crisis en Venezuela, país que abastece de petróleo a la isla y que ha reducido el suministro de 100.000 a 40.000 barriles.

Una de las tareas pendientes es acabar con la actual coexistencia de dos monedas , el llamado peso convertible (CUC) y el peso cubano (CUP), equivalente a 25 CUP, un sistema creado tras el fin de la URSS pero que hoy día genera graves distorsiones.

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