HORIZONTE

Habrá una paz más justa

Los cambios al acuerdo de Paz llegarán después de las elecciones porque esa es la base política de la candidatura de Duque

Ciudadanos acomodan los centros electorales EFE
Ramón Pérez-Maura

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Colombia enfrenta el próximo domingo unas elecciones de enorme trascendencia. Los ocho años de presidencia de Juan Manuel Santos han dejado a sus conmilitones y a sus compatriotas descalabrados. Ninguno de los dos candidatos que disputa la segunda vuelta es -al menos oficialmente- un favorito del todavía mandatario. A la derecha, Iván Duque encabeza con Marta Lucía Ramírez la candidatura patrocinada por los expresidentes Uribe y Pastrana , los que derrotaron a Santos en el plebiscito de 2016 sobre los acuerdos de paz con las FARC. A la izquierda el exguerrillero Gustavo Petro , proveniente de las filas del M19 y quien yo me atrevo a apostar que recibirá el sufragio secreto de Santos. Ya sabemos cómo es el pijoprogresismo. La diferencia en primera vuelta fue sustancial, con Duque aventajando a Petro en 2,6 millones de votos, aunque el voto frontalmente crítico con los acuerdos de paz se quedó en el 37 por ciento del total. Eso debería facilitar la victoria de Petro en la segunda vuelta. Pero el goteo de adhesiones parece indicar otra cosa.

El candidato del Partido Liberal, Humberto de la Calle , había sido el jefe de los negociadores gubernamentales en La Habana. Recibió un humillante tres por ciento de los votos. Y el jefe de su formación, el expresidente César Gaviria , ya ha dado el respaldo del liberalismo a Duque, la antítesis de De la Calle. Igual que lo ha hecho el oficialismo conservador, que no estaba con su expresidente Pastrana sino con Santos. La misma vía han seguido el santismo del Partido de La U y Cambio Radical, la formación del exvicepresidente Vargas Lleras que logró un 7 por ciento en primera vuelta. ¿Qué quiere decir ese goteo de respaldos? Quizá que no se atreven a dar el apoyo a un candidato tan radical como Petro. Pero también que están seguros de la victoria de Iván Duque y apoyarlo ahora se puede traducir a partir del 7 de agosto -día de la posesión- en cargos para sus militantes. Y el tercero en discordia en la primera vuelta, Sergio Fajardo , que se quedó a apenas un punto de Petro, tiene esperanzas de futuro que no pueden pasar por respaldar a Petro o Duque, pues le alejaría del centrismo en el que dice estar. Luego su opción ha sido no apostar por ninguno y dejar que sus seguidores se vayan a donde mejor se sientan. Y eso nunca es malo para el candidato que obtiene una gran ventaja en la primera vuelta.

En este contexto electoral se inscribe lo que escribe el columnista de «Semana» Alfonso Cuéllar Araujo: «Me ha sorprendido la vaguedad con que Iván Duque describe los cambios que quiere introducirle a lo acordado en La Habana». La derecha colombiana no es una derecha trumpista que anuncia todo lo que va a hacer (¡y luego lo cumple!). Duque es un hombre de Uribe que se entiende bien con Pastrana. Su forma de hacer política es mucho más clásica. Y los cambios al acuerdo de Paz llegarán después de las elecciones porque esa es la base política de la candidatura de Duque y Marta Lucía. Habrá una paz más justa. Al tiempo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación