Ramón Pérez-Maura - HORIZONTE

Las guerras del presente

En China hay censura porque sigue siendo una dictadura

Ramón Pérez-Maura

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hoy en día libramos guerras a diario en las que no se derrama sangre ante las cámaras de televisión. Desde la guerra del Vietnam eso se ha vuelto algo que ningún Gobierno puede soportar ante su opinión pública. Las guerras hoy son tecnológicas y sobre capacidades para acceder a la información. Y esa es la batalla que libran Estados Unidos y China con la tecnológica Huawei en medio.

Cuando hace un año llegué a Pekín, me sorprendió que en mi hotel se me dijera que tendría acceso a un servicio de wifi, pero que con él no podría conectarme a Twitter, WhatsApp, Google y tantos otros servicios on line. La razón era sencilla: en China hay censura porque sigue siendo una dictadura. Inmediatamente me indicó un residente español una APP que podía descargarme: «VPN Proxy Máster VIP» te ofrece un servicio por 9,99, dólares a la semana con el que puedes saltarte el bloqueo y tener acceso a los servicios prohibidos. Lo que me hizo preguntar si ese servicio no era contratado por todo el mundo. Ahí llegó la gran sorpresa: el servicio de VPN sólo funciona en teléfonos comprados fuera de China. En los que se venden allí, ya sean de fabricación nacional o de importación, es imposible descargar esta APP. Las compañías occidentales han aceptado la censura china a cambio de que se les abran -un poco- las puertas de aquel mercado gigante.

Ahora vivimos una batalla en la que Washington ha puesto a Huawei en la lista negra de las amenazas a la seguridad norteamericana. El escenario que tenemos representa una lucha desigual. Las compañías extranjeras pueden beneficiarse de la tecnología norteamericana y acceder a sus mercados. Pero las tecnologías norteamericanas no pueden distribuirse libremente en China por que son consideradas una amenaza para su seguridad nacional. Las reglas del juego no pueden ser más desiguales. Es evidente que el concepto de lo que es la seguridad nacional difiere mucho de la visión norteamericana de la cuestión a la visión china y cómo ha recordado el exrepresentante adjunto de Comercio para Asuntos Chinos del Gobierno norteamericano, Jeff Moon («China’s ‘National Security’ Hypocrisy» WSJ 05-06-2019) ello puede llevar a que Huawei se vea sometida en Estados Unidos a las mismas limitaciones que tienen en China gobiernos extranjeros, empresas, plataformas mediáticas y ONG’s.

Aquí estamos en una guerra de conceptos, en la que Huawei se ve pillada entre los intereses de su Gobierno y el de los Estados Unidos. Pero hay un rasgo diferenciador muy relevante en este choque: mientras que a Huawei se le ha permitido durante años desarrollar su negocio con tecnología norteamericana, la mayoría de las empresas norteamericanas han visto limitado su acceso al mercado chino. El mercado libre ha permitido el acceso de los chinos y por lo tanto hay un negocio establecido que corre peligro de quebrar, mientras que la dictadura china ha impedido el acceso de compañías que no tienen unos resultados en China que estén amenazados.

Al menos el proteccionismo chino tendrá un resultado coherente en un punto. Aunque los clientes occidentales de Huawei puedan huir de la compañía si sus móviles dejan de tener acceso a los servicios de las APP habituales, los clientes chinos no las echarán en falta porque nunca les han dejado tenerlas. En China no habrá disgusto.

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