Danilo Hernández, comandante del Frente de Guerra Occidental Resistencia Cimarrón del ELN
Danilo Hernández, comandante del Frente de Guerra Occidental Resistencia Cimarrón del ELN - Afp

El Gobierno de Colombia y el ELN abren en Quito las negociaciones de paz

El diálogo busca completar el fin de las guerrillas tras el acuerdo con las FARC del pasado noviembre

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Delegaciones del Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla del país, abrirán este martes en Quito las negociaciones formales de paz para poner fin a más de 50 años de conflicto. El presidente de la República, José Manuel Santos, pretende avanzar así hacia lo que denomina «la paz completa», tras sellar el pasado 24 de noviembre el acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se está ya ejecutando.

El inicio de las negociaciones con el ELN se desbloqueó el pasado 2 de febrero con la liberación del ex congresista Odín Sánchez Montes de Oca, condición impuesta por el Ejecutivo colombiano para sentarse en la mesa de Quito.

El incumplimiento de esta premisa por parte de la guerrilla había impedido que el diálogo comenzase el pasado 27 de octubre, la fecha anteriormente prevista. El propio Sánchez Montes confirmó que tuvo que se pagó un rescate por su puesta en libertad. Llevaba cautivo desde el pasado abril, al canjearse por su hermano Patrocinio, que tenía problemas de salud y había permanecido dos años y medio en manos del ELN.

A su vez, el Gobierno puso en libertad a dos guerrilleros que permanecían presos y que habían sido nombrados gestores de paz, otra de las condiciones para el inicio del proceso. La delegación del ELN, encabezada por Israel Ramírez, alias Pablo Beltrán, los esperaba «con los brazos abiertos y la moral en lo alto», según una carta hecha pública tras su liberación.

El secuestro del soldado Fredy Moreno el pasado 28 de enero volvió a poner en riesgo la apertura de las conversaciones. Sin embargo, este lunes, justo la víspera de la nueva fecha fijada, el ELN lo liberó en el departamento de Arauca, entregándoselo a un equipo de delegados del Comité Internacional de Cruz Roja y miembros de la Defensoría del Pueblo y la Iglesia católica.

El líder de la delegación del Gobierno en las negociaciones, Juan Camilo Restrepo, se felicitó por este gesto que «crea confianza» ante el comienzo del diálogo.

En realidad, el Ejecutivo y el ELN estuvieron conversando en secreto durante tres años y en marzo del pasado año anunciaron una agenda de seis puntos para el proceso formal. Se incluye en ella el establecimiento de mecanismos para que la sociedad civil haga llegar propuestas para la paz, el reconocimiento de los derechos a la verdad, justicia y reparación de las víctimas, la entrega de las armas y el tránsito de la guerrilla a la «política legal», y el plan para ejecutar los acuerdos alcanzados.

El ELN, grupo de orientación marxista leninista surgido en 1964 y al que la Fiscalía colombiana atribuye en torno a 16.000 crímenes en las tres últimas décadas, cuenta en la actualidad con unos 1.500 combatientes armados.

La desmovilización de las FARC, casi completa

Entre tanto, la desmovilización de los miembros de las FARC está «prácticamente acabada», según el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo. En una rueda de prensa en la Casa de Nariño, sede la Presidencia de la República, informó este lunes de que 5.784 de los cerca de 6.300 guerrilleros ya han llegado a las 26 «zonas veredales transitorias de normalización», las áreas de concentración previstas para el abandono de las armas y el tránsito a la vida civil. Solo dos de los 36 operativos de traslado previstos están pendientes de completarse, con lo que Jaramillo se adelantó a calificar el proceso de «éxito».

Esta desmovilización está prevista en el acuerdo que firmaron Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, «Timochenko», en el teatro Colón de Bogotá, después de que los colombianos rechazaran en un plebiscito celebrado el 2 de octubre un primer documento suscrito seis días antes en Cartagena de Indias. La pasada semana, Santos ofreció al principal abanderado del «no» en aquella consulta, el ex presidente Álvaro Uribe, un «gran pacto» para implementar el acuerdo con el ELN y designar delegados para este nuevo proceso.

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