G-20: Poco que celebrar

Más allá del cumpleaños del presidente chileno, de nuevo un G-20 con poco que celebrar, sin grandes acuerdos y con una declaración de mínimos. Así que los mandatarios mundiales, al término de la cumbre, se fueron, cada uno por su lado, a cenar. La alemana Angela Merkel, una parrillada típica argentina. Ni pollo frito, la comida favorita de Trump, ni rollitos de primavera. El menú de los presidentes de Estados Unidos y China, con ensalada y solomillo, parecía una fórmula de consenso, como avance de lo que salió de esta cena. Se dan una tregua de tres meses en su guerra comercial. Washington no subirá en ese tiempo los aranceles para las importaciones chinas y a cambio Pekín se compromete a comprar productos estadounidenses. Eso sí, tal como quería Trump, en el documento final del G-20, no hay palabras de condena al proteccionismo. El estadounidense también se salió con la suya en las referencias al calentamiento global. Los del G-20 firmaron que la lucha contra el cambio climático es irreversible, aunque con la aclaración de Trump de que se retira del acuerdo de París. Es decir, que contra el cambio climático luchen los demás.