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Un manifestante es detenido por la policía - AFP

111 policías heridos por los manifestantes en Hamburgo

Los antidisturbios, presentes en el lugar de la concentración y a lo largo de todo el recorrido, detuvieron la marcha poco después de que comenzase

HAMBURGO Actualizado: Guardar
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Al menos 111 agentes de policía heridos, decenas de coches incendiados y mobiliario público destrozado, es el triste balance de la primera noche de manifestaciones anti sistema con motivo de la cumbre del G20 en Hamburgo. Cinco funcionarios permanecen a esta hora hospitalizados y unos 44 detenidos han pasado a disposición policial. Los bomberos han sofocado esta noche unos 60 incendios provocados y varios disturbios han sido disueltos por la policía con chorros de agua a presión, gases lacrimógenos y bombas de humo. En estos momentos, la violencia continua sobre las vías del tren, entre Elmshorn y Altona, donde un grupo de manifestantes se ha encadenado a las vías impidiendo el paso del tren de alta velocidad ICE, por lo que el tráfico ferroviario ha sido cortado.

La Policía de Hamburgo ha pedido refuerzos «a nivel nacional» porque se ven desbordados.

“Las agresiones más frecuentes de estos activistas encapuchados consisten en arrojar botellas y todo tipo de objetos contundentes a la Policía, que en varias ocasiones ha debido responder con dureza, haciendo uso de tanques lanza-aguas y gas pimienta. Algunas novedades han sido los puteros laser con los que intentaban cegar a los pilotos de los helicópteros que patrullan la ciudad. Esto ha obligado a realizar varias detenciones”, explica esta mañana un portavoz policial.

Aunque la mayor de las concentraciones ayer, la manifestación denominada “Bienvenidos al infierno”, reunió a unas 12.000 personas, se calcula que son unas 8.000 las catalogadas como extremistas de izquierda potencialmente violentos y hay grupos determinados e identificados por la policía, como el Block G20, cuyo objetivo es herir a tantos policías como sea posible. Ellos fueron los que han causado esta, por ejemplo, una herida en el ojo de un agente por la explosión de un petardo a escasa distancia. También dos pilotos de helicóptero han sido atendidos por lesiones oculares por la incidencia de los rayos láser.

De momento no se conoce el número de heridos entre los manifestantes, pero algunos participantes indicaron que hubo varios que sufrieron lesiones graves. Uno de los organizadores, Andreas Blechschmidt, dio cuenta de entre 10 y 20 manifestantes detenidos hasta la noche del jueves y lamentó los casos de violencia. “Hemos convocado manifestaciones festivas y pacíficas, de forma que dimos por terminada la manifestación de ayer después de que la policía nos informase que había fracasado en su intento por separar los grupos violentos de los manifestantes pacíficos”, ha informado a primera hora de hoy. A pesar de esta decisión, las protestas no autorizadas se reanudaron en diversos puntos de la ciudad.

El comunicado emitido por la Policía esta mañana describe un ambiente “agresivo” y condena la “violencia”, llamando a los manifestantes a llevar a cabo sus protestas en los perímetros autorizados e informando sobre comportamientos de grupos aislados como el destrozo de escaparates de tiendas en calles comerciales y en un banco cercanos a la vía central de la marcha. En un concesionario de BMW han sido quemados ocho vehículos.

“Podría haber sido peor”, concluye el portavoz del cuerpo de bomberos de Hamburgo esta madrugada, centrado ya en la prevención de actos de vandalismo durante la jornada de hoy. “Contamos con más ataques incendiarios”, dice, atento a las zonas de concentración donde han sido convocadas concentraciones por un grupo de activistas antisistema en torno al centro Rote Flora, un teatro ocupado desde 1989 y convertido estos días en una especie de cuartel general de las protestas.

Los antisistema han llegado desde todo el mundo. Los grupos más numerosos se concentraron en Suiza antes de viajar en tren hasta Hamburgo y en sus pancartas pueden leerse consignas contra las políticas de los países más ricos del mundo y a favor de otras más solidarias o contra la globalización. Los bloques más violentos, sin embargo, no portan pancartas, llevan pasamontañas cubriéndoles el rostro y visten de negro a modo de uniforme.

Unos 20.000 policías a pie, casi 300 a caballo, además de motos y 11 helicópteros guardan un perímetro de seguridad en torno al centro de convenciones de la cumbre y en las cercanías de los hoteles en los que se alojan los mandatarios. Solo en bicicleta es posible circular por una ciudad acordonada y cuyas calles se han quedado medio desiertas porque los habitantes han decidido en su mayoría seguir las recomendaciones del ayuntamiento y pasar fuera el fin de semana. En total hay previstas unas 30 manifestaciones que pretenden resucitar las protestas anticapitalistas y antiglobalización de la década pasada. Sus organizadores consideran una provocación la convocatoria de esta cumbre del G20 en Hamburgo, el corazón de la izquierda radical alemana y referente para movimientos antisistema y alternativos para toda Europa.

Los activistas planean cortar hoy los accesos a la cumbre e interrumpir el tráfico portuario de uno de los centros de comercio marítimo más importante del continente, mientras en el centro cultural Kampnaged tiene lugar una contracumbre bajo los lemas “parad las guerras” y “fronteras abiertas”, organizado por el movimiento Attac y cuyo responsable, Andreas Van Baaijen, defiende que “hemos venido aquí a reclamar derechos sociales y libertad en asamblea, es una lástima que toda la atención mediática se centre en elementos violentos descontrolados y ajenos a nuestra reunión”.

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