Una frontera de la que depende el delicado proceso de paz en el Ulster

Hasta ahora, la paz entre las dos Irlandas se basó en que ambas formaban parte de la Unión Europea

Una mujer pasa delante de un mural en Belfast llamando a la reconciliación entre las dos Irlandas EPA

ENRIQUE SERBETO

La frontera entre el Reino Unido e Irlanda adquiere una importancia esencial en el contexto del Brexit , porque tiene repercusiones directas en la vida y la economía de los irlandeses. La primera cuestión es que podría volverse a la situación previa a los acuerdos de paz de 1998 que pusieron fin a décadas de violencia terrorista entre las comunidades católica y protestante. La paz se basó en el hecho de que gracias a que los dos países son miembros de la UE la separación inter-irlandesa dejó de existir y para unos y otros resultaba indiferente el hecho de vivir o trabajar a un lado u otro de la frontera. También para las exportaciones irlandesas al continente sería un grave problema no poder atravesar la isla de Gran Bretaña, porque hacer que los barcos mercantes la rodeen significaría un aumento de tiempo y de coste para sus industrias. Y especialmente para sus agricultores, que tienen en el Reino Unido su principal mercado.

Hasta ahora, ni el Reino Unido ni Irlanda formaban parte del acuerdo de Schengen -y esa es la razón por la que una célebre compañía de vuelos de bajo coste basada en Irlanda es tan rigurosa con la documentación de los pasajeros puesto que sus aviones son jurídicamente espacio no incluido en el área de libre circulación- y el Brexit supondrá un problema muy complejo para Irlanda, que no puede estar a la vez sin fronteras con el resto de la UE y sin fronteras con un país que ya no es miembro , si no se llegan a acuerdos muy flexibles en materia de libre circulación de personas, que es lo que ha impulsado el divorcio en sectores de la población británica.

El caso de Gibraltar es diferente, porque no se trata de un territorio británico como Irlanda del Norte. A Dublín le habría gustado que la propuesta británica se basase en otorgar un estatus especial a ese territorio , que no está físicamente unido al resto del Reino Unido, pero en Londres no quieren dar alas a los partidarios de la reunificación de Irlanda.

En la colonia de Gibraltar, por contra, se aplicará el criterio de que se trata de un territorio no comunitario y por tanto la frontera se gestionará como con un país tercero, en este caso el más parecido sería el de la frontera entre Ceuta y Marruecos. De todos modos, la posición europea contiene sólidamente el principio de que el Gobierno de Madrid negociará el futuro de Gibraltar con el Reino Unido y que no se acordará nada sobre la colonia británica sin la aprobación de España.

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