Las dos fórmulas europeas para «atacar» a los partidos populistas: ¿enfrentarlos o adoptar sus agendas?

Human Rights Watch destaca en su informe anual los desafíos a los que se enfrenta el mundo por movimientos que se aprovechan de la desigualdad y la crisis económica para imponer sus políticas contra las minorías y los derechos humanos

F.J. Calero

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Enfrentar al populismo dio sus frutos en 2017, según concluye un informe de la ONG Human Rights Watch (HRW) , en el que hace balance de la situación en materia de derechos humanos en el mundo. Decenas de movimientos populistas han ganado popularidad en los últimos años al calor de la crisis económica y la pérdida de calidad de vida de millones de personas. La victoria de Donald Trump en Estados Unidos y del Brexit en Reino Unido alertaron del efecto mundial del retroceso en materia de defensa de los DD.HH. que podría suponer la llegada al poder de agendas xenófobas con los inmigrantes y las minorías y la exaltación del lenguaje de «nosotros y ellos».

Con las elecciones en Francia la pasada primavera, la Unión Europea se enfrentaba a un escenario decisivo para su continuidad tras la decisión de Reino Unido de dejar la Unión. Antes, Holanda y Austria celebraron sus comicios con la amenaza de un auge similar de la extrema derecha. No ganaron, pero estuvieron cerca . De esos meses se extraen dos modelos para derrotar a estas formaciones: mientras que en Holanda y Austria la derecha tradicional asimiló varios puntos del programa y de las políticas xenófobas de los populistas, señala HRW, en Francia el ahora presidente Emmanuel Macron confrontó con determinación las proclamas de Marine Le Pen, especialmente las que promovían la salida de la UE ondeando la bandera europea.

Macron , que se declaró feminista, humanista y presidente jupiteriano, ahora se enfrenta a las críticas de la oposición por su dureza contra la inmigración y la imagen distinta que ahora muestra con respecto a la que ofrecía en campaña. En El Elíseo no ha sentado nada bien la portada de la revista L’Obs en la que el presidente aparece tras un alambre de espinos y con el titular: «Bienvenido al país de los derechos humanos» y la paridad de sexos en cargos en su gobierno no se traduce en igualdad de responsabilidades. «Europa tiene la responsabilidad de controlar sus fronteras, nadie lo disputa», pero debe «trata de limitar la afluencia de migrantes invirtiendo económicamente en sus países o actuando contra las represiones de las que huyen», afirma el director ejecutivo de HRW Kenneth Roth, hijo de un judío alemán que huyó de la Alemania nazi.

Los gobiernos populistas autoritarios también han encontrado resistencia en Centroeuropa. En Polonia , los intentos del Gobierno de Ley y Justicia de socavar el Estado de derecho y la independencia judicial -denuncia HRW- se encontraron con una fuerte oposición del Consejo de Europa y la Unión Europea, que prevé duras sanciones económicas contra el «gigante del Este». En Hungría , la amenaza de acciones legales de la UE y la condena internacional complicó los planes del gobierno para cerrar la Universidad Central Europea, financiada por el filántropo y multimillonario estadounidense Georges Soros, un bastión de pensamiento independiente que se opone a la «democracia no liberal» defendida por el primer ministro Viktor Orbán.

La elección del presidente Donald Trump en los Estados Unidos y sus políticas anti inmigrantes y de discriminación racial se encontraron con una resistencia generalizada contra tales políticas por parte de organizaciones de la sociedad civil, periodistas, abogados, jueces e incluso miembros electos del propio partido republicano. «Trump ha dirigido sus políticas contra los refugiados y los inmigrantes, llamándolos delincuentes y amenazas para la seguridad nacional; envalentonó a los racistas con su nacionalismo blanco y defendió constantemente ideas y políticas anti musulmanas. Su administración ha implementado políticas que retrasarán el acceso de las mujeres a la atención de la salud reproductiva», reza el informe.

Las purgas gay en Chechenia

Human Rights Watch destaca en su informe anual los desafíos a los que se enfrenta el mundo por movimientos que se aprovechan de la desigualdad y la crisis económica para imponer su agenda contra las minorías y los derechos humanos. Bajo la presidencia de Trump, el gobierno de los EE.UU. ha reintroducido la ley de mordaza global expandida que reduce enormemente los fondos para la atención médica esencial para mujeres y niñas en el extranjero. El machismo de Trump, en cambio, ha tenido una dura contrapartida: el movimiento « Me Too » y la Marcha de las Mujeres, convocada inicialmente como una respuesta estadounidense a la elección de Trump, que se transformó en un fenómeno global, con millones de personas apoyando su causa. En este escenario y tras años de luchas por parte de los activistas por los derechos de las mujeres, tres países de Oriente Medio y África del Norte -Jordania, Líbano y Túnez- derogaron disposiciones en sus códigos penales que permitían a los violadores eludir la pena de cárcel casándose con sus víctimas.

Pionera en el mundo árabe, las autoridades tunecinas se han inspirado en legislaciones europeas como la española de 2004. Una de cada dos mujeres tunecinas habría sufrido violencia física, psicológica o sexual en un espacio público entre 2011 y 2015, según estima una encuesta de 2016 del Centro de Estudios, Investigación, Documentación e Información sobre la Mujer. Hasta la aprobación de la reciente ley, que entrará en vigor dentro de seis meses, la violencia familiar -una de las señaladas por la ley- seguía siendo tabú para la legislación tunecina pese a que hasta un 47% de las tunecinas la ha sufrido al menos una vez en su vida, según un estudio de 2010 de la Oficina Nacional de la Familia.

En Venezuela más de un centenar de personas murieron en las protestas por el desplome de la economía y contra el enésimo giro autoritario del presidente Nicolás Maduro , que convocó unas elecciones para llegar a una Asamblea Constituyente para contrarrestar la mayoría opositora en el Parlamento venezolano. HRW destaca el cambio de postura de varios países de la región que abandonaron su pasividad en la denuncia al régimen venezolano para declarar sin tapujos su condena al Gobierno de Maduro.

La lucha y la condena internacional tuvo más frutos en Rusia donde la detención, la tortura, el cumplimiento desaparición y asesinato de hombres homosexuales por las fuerzas de su presidente checheno Ramzan Kadirov se encontró con tal indignación generalizada que Vladimir Putin se vio obligado a darle un toque de atención a su brutal aliado, poniendo fin a la purga en esta república del sur de Rusia.

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