Un fontanero y un vendedor de repuestos, los héroes de Sutherland Springs

Stephen Villeford cogió su arma, detuvo una furgoneta y persiguió al asesino hasta darle caza

Stephen Willeford ayudó a detener al tirador / Vídeo: El autor de la matanza de Texas pudo comprar armas por un fallo de las fuerzas aéreas de Estados Unidos
Javier Ansorena

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Kevin Kelley fue recibido con fuego nada más salir de la iglesia baptista de Sutherland Springs donde descargó su fusil sin piedad contra la congregación. Un vecino salió de su casa, alertado por su hija del tiroteo, empuñó su rifle, todavía descalzo, cruzó la calle y la emprendió a tiros contra Kelley al que hirió a pesar de que llevaba chaleco antibalas. Según «The Dallas Morning News» y otros medios locales, el hombre es Stephen Willeford, un fontanero sin experiencia militar .

Tras recibir el disparo, Kelley regresó a su coche para huir. Willeford detuvo la camioneta de Johnnie Langendorff , un joven recién llegado a la zona, que esa mañana visitaba a su novia en Sutherland Springs, y que trabaja en una tienda de repuestos para coches.

Willeford explicó a Langendorff lo sucedido y ambos emprendieron la persecución de Kelley sobre la carretera 87. La actitud de ambos fue de «actuar ahora y preguntar después», explicó ayer Langendorff a un grupo de periodistas, con un palillo de dientes en la boca. La caza de Kelley fue frenética , con Langendorff al volante, lanzando la camioneta a 150 kilómetros por hora, y Willeford todavía descalzo y armado con su rifle. «Estuve al teléfono todo el tiempo con la policía», aseguró Langendorff, que tiene pinta de «cowboy» moderno, con sombrero de ala ancha, perilla prominente y un tatuaje de un cráneo de «longhorn» –el toro que es uno de los símbolos de Texas–, cuyos cuernos le suben por el cuello.

Tras algo más de quince kilómetros de persecución, el vehículo de Kelley salió de la carretera y se estrelló contra una zanja. Langendorff paró a pocos metros y Willeford apuntó al coche estrellado, con el rifle apoyado en la capota. Le gritó que saliera, pero no hubo movimientos en el coche de Kelley. Pocos minutos después llegó la policía. El autor de la tragedia se había pegado un tiro. No estaba claro si su muerte fue por ese disparo, por el que recibió de Willedorf o por el accidente con el coche. Willedorf apenas quiso hablar con la prensa. Reconoció al medio de Dallas que estaba «aterrorizado» durante el incidente y que prefiere que la atención se ponga en las víctimas.

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