Farage asegura que intentaron matarlo en una autopista francesa

El pintoresco Nigel Farage, de 51 años, líder del partido eurófobo UKIP y eterna fuente de entretenimiento en la política británica, asegura ahora que a finales del pasado octubre intentaron asesinarlo en una autopista del Norte de Francia, cerca de Dunquerque. Farage conducía su veterano Volvo ranchera V70 a plena luz del día cuando perdió el control del vehículo, que acabó perdiendo una rueda trasera. «La policía francesa lo examinó y dijo que alguien había aflojado los tornillos de esa rueda», explicó en declaraciones al diario sensacionalista conservador «Daily Mail», donde ha revelado el incidente.

El político populista, que fracasó en las elecciones de mayo en su intento de convertirse en miembro del Parlamento de Westminster, es paradójicamente eurodiputado, a pesar de que las críticas a Bruselas son el eje de su discurso.

Cuando sucedió el accidente conducía desde la capital belga rumbo a su casa de Kent, al Sureste de Londres. El vial por el que circulaba estaba en obras en uno de sus carriles: «Me di cuenta de que estaba perdiendo la dirección, pero no había un arcén donde refugiarme. Reduje, puse las luces de avería y entonces una de las ruedas de soltó. Salí del coche y salté el muro tan rápido como pude para alejarme de los malditos camiones».

Farage asegura que el sabotaje fue un intento de asesinato, aunque no presentará denuncia. Tampoco sabe quién puede estar detrás: «No tengo ninguna pista, pero con lo que ha sido mi vida en los últimos dos años y medio nada me sorprende».

Políticamente, el hombre de la pinta y el cigarro no pasa por su mejor momento. En 2014, UKIP se convirtió en un auténtico fenómeno, al ganar por sorpresa las elecciones europeas con su discurso contra Bruselas y de ribetes xenófobos. De hecho, impresionado por sus resultados, Cameron se apresuró a convocar un referéndum sobre la permanencia en la UE para intentar atajar una subida de la formación eurófoba a su costa en las elecciones generales. Pero en mayo UKIP no cumplió las expectativas y solo obtuvo un diputado, Douglas Carswell, que hace unos días ha pedido que se sustituya a Farage en el liderazgo por una «cara más fresca». A lo que el aludido ha respondido con un «preséntate, o cállate».

Lo cierto es que el sistema electoral británico ha perjudicado a UKIP. Los separatistas del SNP escocés obtuvieron 56 diputados con 1,4 millones de votos y UKIP solo uno con 3,8 millones. Farage dimitió tras la noche electoral, pero fue una pantomima y regresó a las dos semanas tras unas vacaciones.

Vida de alto riesgo

El incidente de Francia no es el único de una vida de alto riesgo. A los 21 años, un coche lo arrolló cuando caminaba ebrio. Luego superó un cáncer de testículo. Pero todavía quemó una vida más. En la campaña de las generales del 2010 decidió saltarse la prohibición de hacer propaganda en la jornada de reflexión. Alquiló a un piloto polaco para que lo pasease en avioneta con una gran pancarta de su partido a cola. La avioneta se desplomó y cayó boca abajo. La supervivencia de ambos fue un milagro, aunque a Farage le ha dejado secuelas de por vida en la espalda. De vuelta en el Parlamento europeo, Nigel, genio y figura, comparó su siniestro con las tribulaciones del euro.

Nacido en Downe, sigue viviendo en ese bonito pueblo de Kent, donde frecuenta el pub George & Dragon. Desde 1999 está casado en segundas nupcias con una alemana. La prensa amarilla británica ha contado algunos lances adúlteros por el extranjero. En esos casos responde con un cínico: «Ya sabes, solo se vive una vez». Hijo de un agente de bolsa alcohólico, que abandonó a la familia cuando Nigel tenía cinco años, siguió el ejemplo paterno. A los 18 años ya trabajaba en la City como bróker de materias primas. Inteligente, ganó mucho dinero antes de pasarse a la política, donde su carácter estrafalario, parlanchín y borrachín, es su techo de cristal.