José M. de Areilza - MONNET & CO

Europa no es un folio en blanco

La modernización de España y la transición política estuvieron íntimamente relacionadas con la europeización de nuestras políticas

José M. de Areilza

José M. de Areilza

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En el arranque de la campaña electoral europea se escuchan algunas propuestas altisonantes de los partidos que entienden estos comicios como una confrontación con Bruselas. En España la ultraderecha despliega un mensaje tan ignorante como peligroso: la revisión del modelo de integración para convertirlo en una cooperación voluntaria entre Estados soberanos y la sola defensa «de los intereses españoles». Ignora casi setenta años de integración y treinta y tres de participación española en el proyecto, como si la UE fuera un folio en blanco.

El simplismo y el adanismo podrían ser enternecedores si no fueran tan peligrosos. La modernización de España y la transición política estuvieron íntimamente relacionadas con la europeización de nuestras políticas. Buena parte de lo que nos interesa a los españoles está vertebrado a través de proyectos europeos, desde el buen funcionamiento del mercado interior, la política comercial con terceros Estados o la libre circulación de personas. La interdependencia económica no se puede deshacer sin incurrir en enormes costes, como estamos viendo en el caso de un Brexit que ojalá nunca se llegase a producir.

Los Estados miembros de la UE comparten su soberanía, no la defienden a garrotazos, y han creado una Comunidad de Derecho a nivel europeo, en la que la vigencia del Derecho comunitario esta constitucionalizada y no es algo voluntario. Para salvaguardar con eficacia los intereses españoles, que con mucha frecuencia son intereses europeos, es necesario un discurso de futuro sobre los verdaderos retos de la Unión y la renovación de su componente utópico, en vez de celebrar el aislamiento y recuperar el espíritu del «que inventen ellos». Solo se puede influir en una UE muy compleja y en riesgo de fragmentación si se conocen a fondo los pasillos de Bruselas. Nos jugamos resolver juntos asuntos de enorme complejidad y trascendencia, desde la estabilidad financiera a una estrategia continental para no quedarse atrás en la revolución tecnológica. La visión de tebeo del líder fuerte que pone en cuestión lo conseguido, porque solo a él le ha sido revelado el verdadero interés nacional, es tan infantil como estéril.

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