Refugiados en la estación de Budapest intentan subir a un tren para llegar a Austria
Refugiados en la estación de Budapest intentan subir a un tren para llegar a Austria - REUTERS

Un estudio de FAES culpa a Bruselas de la ineficiencia en la acogida de refugiados entre los Estados miembros

El director del área internacional de la Fundación señala «la falta de coordinación entre los socios europeos y la complejidad del reparto establecido por la UE»

MADRID Actualizado: Guardar
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Un estudio de la Fundación FAES, hasta ahora ligada al PP, culpa a la las instituciones europeas de la ineficiencia a la hora de acoger refugiados en sus Estados miembros. En un informe, elaborado por diferentes expertos en la materia, FAES señala que «los pobres resultados» en cuanto a acogida se deben «a la falta de coordinación entre los socios europeos y la complejidad del reparto establecido por la UE».

El director del área de Internacional de la fundación, José Herrera, ha centrado su análisis en el programa de acogida y redistribución de refugiados puesto en marcha desde las instituciones europeas, del que afirma «adolece de la claridad y el liderazgo necesarios para ser creíble».

«La dificultad para distinguir entre refugiados e inmigrantes, los aspectos demográficos y económicos aducidos por los países miembros y el evidente sesgo moral de lo que se reclama ha terminado por generar un conjunto argumental difícilmente abarcable por los ciudadanos», ha apuntado.

El documento elaborado por FAES recoge una triple perspectiva de las experiencias del Reino Unido, Alemania y España, a través de un documento que analiza los modelos migratorios de dichos países y sus consecuencias sociales y políticas internas, y que subraya las diferentes aproximaciones a la cuestión y los primeros resultados de la política de cuotas de la UE.

Sobre España, Herrera ha criticado que «la Comisión Europea haya reprochado al Ejecutivo su falta de compromiso para con los refugiados». A su juicio, «España se ha mostrado como un país abierto a la inmigración y se encuentra de momento al margen de la ola de xenofobia, racismo y rechazo» que se ha podido ver en otros países europeos.

Abrir las puertas

En este sentido, Herrera ha defendido que «Europa necesita afrontar seriamente y sin demagogias su futuro». «Si las naciones europeas continúan envejeciendo y pretenden mantener sus sistemas de bienestar, necesitarán incorporar a millones de inmigrantes para evitar el estancamiento, cuando no el colapso», ha señalado.

Del mismo modo, ha indicado que «las políticas migratorias del pasado son mecanismos obsoletos frente a la creciente presión migratoria» y que «la sostenibilidad del modelo europeo de 'economía social de mercado' pasa necesariamente por abrir las puertas a nuevas personas».

Sobre Reino Unido, el director de Demografía, Inmigración e Integración del 'think tank' Policy Exchange, David Goodhart, defiende que «mantener los flujos migratorios en niveles moderados y centrarse en integrar a las personas cuando llegan» es una de «las tareas fundamentales del Estado moderno».

En este sentido, precisa que «la idea de que 1,5 millones de refugiados al año son triviales para un continente de 500 millones no solo ignora el efecto acumulativo, sino también el hecho de que no se distribuyen de forma equilibrada y se están concentrando en 30 o 40 zonas urbanas del norte de Europa occidental».

Alemania: gestión eficaz

Por su parte, Benedict Göbel y Karlies Abmeler, de la Fundación Konrad Adenauer, analiza la «crisis europea de los refugiados» desde el punto de vista alemán. A su juicio, la situación en el país tuvo su punto de inflexión el 4 de septiembre de 2015, fecha en que los cancilleres de Alemania y Austria, Angela Merkel y Werner Faymann, «deciden conjuntamente abrir las puertas de sus respectivos países a los refugiados para evitar un desastre humanitario».

El resultado, «a pesar de las críticas de la extrema derecha y de la extrema izquierda, es que Alemania ha demostrado ser capaz de gestionar con eficacia el flujo de refugiados, y con ayuda de voluntarios y la colaboración de todos los actores públicos y privados que forman parte del proceso, dio refugio a 890.000 personas en 2015».

Göbel y Abmeler señalan que «Alemania, Hungría y Suecia recibieron el 62 por ciento de todas las solicitudes de asilo presentadas en la UE en 2015» lo que, a su juicio, explica por qué Alemania «concede tanta importancia a una solución común, en la que se impliquen los 28 Estados miembros».

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