El escándalo Grégory, de la tragedia a la exportación audiovisual

Entre 1984 y 2004, veinte años, el escándalo Grégory suscitó una tormenta de crisis, revelaciones, procedimientos judiciales, sin conseguir esclarecer el problema de fondo

Grégory Villemin desapareció con cuatro años y aún su caso no ha sido resuelto

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La desaparición de un niño de cuatro años, Grégory Villemin , el 16 de octubre de 1984, alimenta la industria nacional de producción de folletines audiovisuales, cuya exportación se intenta favorecer con publicidad retrospectiva.

Entre 1984 y 2004, veinte años, el escándalo Grégory suscitó una tormenta de crisis, revelaciones, procedimientos judiciales, sin conseguir esclarecer el problema de fondo.

Ente 2004 y 2019, quince años, el escándalo Grégory comenzó a convertirse en un tema de seriales de tv, de distinta categoría. El último de esos seriales se estrenó el mes de noviembre pasado y sus productores esperan vender el drama audiovisuales en diversos mercados.

Millares de artículos periodísticos, un rosario interminable de emisiones de TV, no consiguieron aclarar el fondo de la cuestión, sin que los nuevos seriales consigan descubrir nada nuevo de una historia trágica.

Jean-Marie y Christine Villemin denunciaron la desaparición de su hijo , Grégory, el 16 de octubre de 1984. Los Villemin formaban parte de una familia víctima de odios atroces. Jean-Marie Villemin mató a tiros a su primo y amigo, Bertrand Laroche, convencido que él era el asesino de su hijo. Asesinato que le costó muchos años de cárcel.

Asesinado Laroche, las investigaciones policiales desenterraron otras sospechas sobre otra parienta próxima, Murielle Bolle, cuñada del muerto. Hubo muchas otras sospechas, pero los odios familiares próximos a los Villemin dominaron la escena informativa francesa durante los primeros veinte años del drama.

Sucesivas investigaciones judiciales terminaron sospechando que Grégory pudo ser asesinado por su propia madre… Sospechas finalmente falsas, que se prolongaron un quinquenio largo. En vano. Uno tras otro, todos los procesos terminaron en sucesivos fracasos: todos los sospechosos, vivos y muertos, fueron finalmente exculpados judicialmente.

A principios del siglo XXI, varios de los actores y víctimas del drama consiguieron la condena judicial del Estado, culpable de un catastrófico funcionamiento de la justicia.

Condenado el Estado, la justicia reabrió el caso el 3 de diciembre del 2008, cuando el Tribunal de Apelación de Dijon (centro de Francia) ordenó nuevos análisis e investigaciones. En vano, quince meses después, convertido el caso Grégory en una suerte de «leyenda negra» donde se mezclan el «refrito» audiovisual y la promoción cosmopolita de los folletines audiovisuales de producción nacional.

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