José M. de Areilza - Monnet & Co.

Equivocarse de rival

Fiel a su estilo de poder Donald Trump no entiende de cautelas

José M. de Areilza

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Desde la campaña electoral, Donald Trump aspira a tenérselas tiesas con Irán, un tic que puede tener consecuencias funestas para el orden internacional. El verdadero rival es China, al que Estados Unidos necesita dedicarle todas sus energías y convertir en la verdadera prioridad de su política exterior. Con este fin, los halcones de Washington que rodean al presidente saben que deben evitar escalar conflictos con terceros, por mucho que amen odiarlos. Igualmente acertarían si no denunciaran y abandonasen el maltrecho multilateralismo, del que Pekín se aprovecha a fondo. Para contener a Irán hay que recuperar la diplomacia y reafirmar todas las exigencias del acuerdo que frena su programa nuclear.

Pero fue el propio Trump quien al llegar a la Casa Blanca dio una patada a un tablero cuidadosamente ensamblado con los aliados europeos. Sacó a su país del acuerdo de 2015, impuso sanciones y apoyó a Arabia Saudí en Yemen. Se ha negado desde entonces a rebajar el órdago, al contrario, ha reforzado la presencia militar en la región. La economía iraní siente la asfixia y los clérigos ha aumentado el tono nacionalista y las amenazas. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, un negociador creíble y en ascenso, ha intentado volver a sentar a la mesa a Estados Unidos e Irán, pero durante su visita a Teherán se ha producido el ataque a dos buques petroleros en el golfo de Omán. El secretario de Estado, Mike Pompeo, ha atribuido los ataques a Irán, al igual que hizo en mayo tras las agresiones a cuatro buques en el Estrecho de Ormuz. Propone medidas económicas y políticas antes de nada. Fiel a su estilo de poder Trump, no entiende de cautelas e insiste en que no es el momento de negociar.

Para conseguir cualquier cosa, primero lleva la confrontación hasta el límite y exige mucho más de lo que es razonable conseguir. En el último minuto, recoge velas, acepta un arreglo, sin importarle mucho el contenido (véase el pacto con México, aún desconocido), y proclama una fantástica victoria. Esperemos que esta vez funcione su mecanismo infantil de gran pataleta.

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