Manifestación de la izquierda en Sao Paulo ayer , en favor de Lula
Manifestación de la izquierda en Sao Paulo ayer , en favor de Lula - AFP

La creciente crisis política aboca a Brasil a una fractura social

División y protestas cada vez más caldeadas en las calles de detractores y seguidores del expresidente Lula da Silva

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La grave crisis política brasileña está contaminando las protestas, cada vez más caldeadas y peligrosas, al enfrentar en las calles a oficialistas y opositores. La avenida Paulista, corazón de las marchas, se ha convertido en campo de batalla entre quienes visten el amarillo de la bandera y los que usan el rojo del oficialista Partido de los Trabajadores (PT). La policía tuvo que intervenir el viernes para levantar los campamentos de oposición que bloqueaban la vía, como desafío a las marchas convocadas para última hora de la tarde por diversos movimientos sociales. La noticia de que Luiz Inácio Lula da Silva iba a encabezar la protesta encendió aún más los ánimos.

«Estamos viendo un discurso muy emocional de ambos lados en que no se puede dialogar con nadie.

No hay un debate de contenidos sino una ausencia de argumentación, muy vacía, infantilizada, llena de moralismos», declara a ABC Esther Solano, doctora en Ciencias Sociales de la Complutense y profesora de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), que estudia las protestas brasileñas desde junio del 2013, cuando la situación del Gobierno «petista» comenzó a complicarse.

Los «amarillos» han tomado las calles desde el miércoles, cuando se confirmó que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva asumiría un ministerio, para blindarse frente a las denuncias que lo envuelven en los desvíos de fondos relacionados con la petrolera brasileña. Campamentos y vigilias se están reproduciendo a lo largo de Brasil, pidiendo la renuncia de Rousseff o su destitución.

Por otro lado, las presiones sobre el Gobierno, principalmente por parte del Congreso y la Justicia, han unido a la izquierda, incluso a quienes no concuerdan con las políticas y maniobras del PT para salvar a Lula. «Muchos manifestantes piensan que, aunque son muy críticos con el Gobierno, apoyan la democracia y están en contra de lo que consideran un golpe institucional», explica Solano.

Los organizadores de la protesta, entre ellos el PT y la Central Única de Trabajadores (CUT), esperaban anoche por los menos 150.000 personas de todos los matices de la izquierda, un contingente grande, pese a ser muy inferior al más de un millón que se reunió el domingo pasado contra Rousseff.

La actuación del juez Sergio Moro, que dirige las investigaciones y ordenó la detención temporal de Lula el pasado 4 de marzo, está siendo muy criticada por su lucha que muchos creen «personal» contra el expresidente. El diario Folha de São Paulo publicó un editorial el viernes criticando el protagonismo del juez, que ha contribuido a inflamar los antagonismos.

Mientras la pelea de la calle se vuelve cada vez más peligrosa, la permanencia de Rousseff en el Gobierno también está en el alero.

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