James Mattis, secretario de Defensa de Estados Unidos
James Mattis, secretario de Defensa de Estados Unidos - AFP

Crece la tensión en el Pacífico: EE.UU. y Corea del Sur activan su escudo antimisiles

La decisión de ambos países causa las protestas de Pekín y Moscú al considerar que interfiere en sus sistemas de defensa. El Gobierno chino va más alla y teme que los radares puedan servir para el espionaje

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La tensión en Asia aumenta y Corea del Sur y Estados Unidos han comenzado a desplegar en territorio surcoreano su polémico escudo antimisiles THAAD, según han informado ambos ejércitos, tan solo un día después de que Pyongyang ensayara el lanzamiento de cuatro proyectiles.

La respuesta a Pyongyang no se ha hecho esperar, y los primeros elementos del Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD siglas en inglés) han sido desplegados. Esto no es otra cosa que una implementación de la decisión que ambos países adoptaron en julio de 2016, explicó en un comunicado el Comando del Pacífico de Estados Unidos (USPACOM). Según los planes, estará completamente instalado para finales de este año en un terreno situado al norte de la ciudad de Seongju (centro del país) y unos 300 kilómetros al sureste de Seúl.

«Cumpliremos de forma decidida los compromisos de nuestra alianza con Corea del Sur y estaremos preparados para protegernos a nosotros mismos, a la tierra estadounidense y a nuestros aliados», ha defendido el comandante Harry Harris.

En el texto, Washington ha defendido que el programa nuclear y armamentístico de Pyongyang, que recientemente se ha «acelerado», supone una amenaza a la paz y la seguridad internacional y que está en clara violación con múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Asimismo, ha insistido en que se trata de una herramienta «estrictamente defensiva» y que no supone «ninguna amenaza a ningún otro país de la región».

China responde

Una decisión que causa recelos en China y Rusia ya que ambos países consideran que este escudo antimisiles interfiere en sus sistemas de defensa. El Gobierno chino ha sido especialmente crítico y considera que los radares de la tecnología estadounidense y surcoreanos podrían servir para el espionaje de sus bases militares en la frontera con Corea del Norte.

Como represalia contra Seúl, Pekín ha decidido boicotear a las industrias surcoreanas del turismo, las ventas minoristas o el entretenimiento, que dependen enormemente del país vecino.

La campaña china se ha endurecido especialmente desde que la semana pasada se completara el traspaso formal de los terrenos entre la empresa Lotte y el Gobierno surcoreano para la instalación de las baterías antimisiles.

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