Corea del Norte rechaza dialogar sobre su desarme nuclear

El ministro de Exteriores asegura que Pyongyang no pondrá sus armas atómica en la mesa de negociaciones

Imagen del último misil lanzado por Corea del Norte EFE
Pablo M. Díez

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Enrocándose en su desafío a la comunidad internacional , Corea del Norte rechazó ayer dialogar sobre su desarme nuclear. Esta nueva negativa llega justo después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara el fin de semana, por unanimidad, imponerle más sanciones por el lanzamiento de dos misiles intercontinentales, capaces de llegar a Estados Unidos. Un castigo que pretende cortar la financiación del régimen del joven dictador Kim Jong-un privándole de unos mil millones de dólares (850 millones de euros) en sus exportaciones, un tercio del total.

Ante esta medida de presión, el ministro de Exteriores norcoreano, Ri Yong-ho, aseguró ayer que «bajo ninguna circunstancia pondremos nuestras armas atómicas y misiles balísticos sobre la mesa de negociaciones», informa la agencia Yonhap. Desde Manila, donde asiste a la cumbre de naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), insistió en que «tampoco cederemos ni un palmo en el refuerzo con armas atómicas que hemos elegido a menos que EE.UU. elimine su política hostil y amenazas nucleares contra la República Democrática Popular de Corea».

Tachándola de «insincera», Ri también rechazó la oferta de diálogo planteada por Corea del Sur, que en julio propuso retomar las conversaciones militares en la frontera del Paralelo 38 y las reuniones de familias separadas por la guerra (1950-1953) que organiza la Cruz Roja. Así quedó claro tras el breve encuentro que mantuvo con la ministra de Exteriores de Corea del Sur, Kwang Kyung-wha, aprovechando que ambos coincidían en la cumbre. «Le he dicho que se trata de un asunto urgente que deberíamos llevar a cabo inmediatamente dejando cualquier agenda política aparte», señaló Kwang, quien se estrechó la mano con su homólogo norcoreano y habló con él unos minutos antes de una cena oficial de ASEAN.

También presente en la cumbre, el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, se congratuló de haber logrado el apoyo a estas nuevas sanciones de China y Rusia, aliados tradicionales del régimen estalinista de Pyongyang. «La mejor señal que Corea del Norte puede darnos de que están preparados para hablar sería detener los lanzamientos de sus misiles», aconsejó Tillerson, informa la BBC.

Con su habitual belicosidad, la agencia estatal de noticias norcoreana, KCNA, amenazó de nuevo a EE.UU. con «hacerle pagar el precio de este crimen… miles de veces», anunció refiriéndose a la última ronda de sanciones. Tildadas de «violenta violación de nuestra soberanía», dichas sanciones prohíben al régimen estalinista de Pyongyang exportar carbón, hierro y marisco, sus principales fuentes de ingresos. Además, vetan la entrada de nuevos trabajadores norcoreanos en todo el mundo y la apertura de empresas conjuntas («joint-venture»), así como las inversiones en dicho tipo de compañías. Junto a las prohibiciones de viajar y a la congelación de fondos de norcoreanos y extranjeros, especialmente chinos, que siguen haciendo negocios con el régimen, las sanciones exigen al resto de países una explicación detallada de su implementación durante los tres próximos meses.

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