Pedro Rodríguez

La conjura contra América

Trump lleva al extremo su nacional-populismo al abandonar ahora el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

Pedro Rodríguez

Philip Roth publicó en 2004 una obra maestra de historia contra-factual titulada La conjura contra América. Su trama se centra en la elección de Charles Lindbergh, el héroe de la aviación y simpatizante de los nazis, como presidente en 1940. La novela ofrece elementos tan pertinentes como la fracturación política, el entusiasmo por el nacional-populismo y demasiada poca fe en la democracia liberal. Sin olvidar, la carencia de valores, gravísimas violaciones de derechos humanos y la negación del multilateralismo.

En tiempos de «recesión democrática», el libro de Roth se está convirtiendo en una especie de best-seller entre los que observan con justificada preocupación todo lo que ocurre en EE.UU. desde hace más de quinientos días. Es cierto que, con su ejemplar diseño constitucional obsesionado con evitar la concentración y abuso de poder, el triunfo de una conjura autoritaria contra América resulta muy poco probable.

Sin embargo, como argumenta el profesor Cass R. Sunstein «sería insensato ignorar los riesgos que Trump y su administración representan para normas establecidas e instituciones que ayudan a preservar tanto el orden como la libertad». En ese contexto tan problemático es donde se enmarca la retirada de EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos de la ONU justo cuando se multiplican las críticas contra su política de «tolerancia cero» contra los inmigrantes sin papeles en la frontera sur. Una demencial política que supone criminalizar lo que hasta ahora era una infracción administrativa. Y lo que es muchísimo peor: separar a menores de sus padres.

La maldita excusa utilizada para salir de la institución más relevante en el mundo para la defensa de la dignidad humana ha sido Israel. Con toda su arbitrariedad, Trump demuestra una vez más su coherencia neo-westfaliana a la hora de extraer a EE.UU. de toda clase de organizaciones internacionales y acuerdos multilaterales.

La definición perfecta de un miserable es aquel que abusa de los débiles y de los que no tienen nada. Por eso, el libro de Roth resulta tan relevante al contar lo que puede pasar incluso en América.

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