La primera ministra británica, Theresa May, hoy, a su salida de su residencia en el número 10 de Downing street
La primera ministra británica, Theresa May, hoy, a su salida de su residencia en el número 10 de Downing street - EFE

May cede y acepta que el Parlamento controle el Brexit

Temía que parte de sus diputados se rebelasen hoy y la derrotasen en una votación en los Comunes

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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Theresa May se ha visto forzada a cambiar de opinión. Finalmente permitirá que el Parlamento mantenga un debate «completo y transparente» sobre la estrategia del Gobierno sobre el Brexit durante los meses previos a la invocación del artículo 50, que se activará antes de finales de marzo. La libra, en crisis desde que la primera ministra anunció un Brexit duro, se apreció levemente tras su rectificación.

May ha cambiado de idea para evitar sufrir en esta tarde de miércoles su primera derrota en el Parlamento. En la sesión vespertina los laboristas presentarán una moción exigiendo que haya un debate «completo y transparente» en los Comunes sobre la estrategia negociadora del Gobierno. Varios diputados tories se mostraban dispuestos a votar con la oposición para defender la primacía del Parlamento, un principio intocable en la democracia británica.

De todas formas, la primera ministra no aceptará una votación sobre las negociones, sino solamente que la Cámara las tutele. El Gobierno sí admitirá que el Parlamento vote el acuerdo final que se alcance con Europa en 2019, fecha prevista para la salida.

El diputado conservador Stephen Phillips llegó a calificar de «tiranía» la intención gubernamental de dejar fuera al Parlamento. Dominic Griev, antiguo fiscal general del Estado, advirtió que el Gobierno podría caer si se obcecaba en ignorar a la Cámara.

El papel de los laboristas en la campaña del referéndum europeo fue muy controvertido. Muchos analistas y diputados moderados del partido creen que la abúlica labor de Jeremy Corbyn, un euroescéptico de corazón que hizo una débil campaña por el Remain, contribuyó al triunfo final del Brexit. Ahora el laborismo parece querer enjugar aquel error. Además de la moción que ha presentado hoy, anuncia que durante los 170 días que restan hasta que se active el artículo 50, que inicia la salida, harán en cada jornada una pregunta relativa al Brexit. Demandarán respuestas concretas del Gobierno en temas como la inmigración, el mercado único o cómo afecta la salida a la financiación de la sanidad.

Respetar la decisión del pueblo

May ha aceptado un debate «completo y transparente» sobre su estrategia negociadora, pero ha añadido una apostilla a la moción laborista, en la que señala que el Parlamento deberá respetar la decisión del pueblo británico en el referéndum y no minar la posición negociadora del Gobierno. Con ese añadido cree que hasta los diputados más bréxiters de su bancada podrán aceptar su giro.

La crisis de la libra ha supuesto un baño de realismo para la primera ministra y ha levantado críticas entre los pragmáticos y europeístas de su Gabinete. Algunos diputados tories le hicieron llegar que la inflación que provocará la divisa débil encarecerá los precios de los combustibles, la comida y las vacaciones fuera, tan queridas por los ingleses y tan asequibles con una libra fuerte. Además, esos precios más altos minarán sobre todo a las clases populares, a las que May ha prometido poner en el centro de su conservadurismo social.

La libra se apreció un poco tras la rectificación del Gobierno, lo que prueba que los mercados apuestan por alguna fórmula de entendimiento con la UE, que mantenga el acceso a la unión aduanera. Pero incluso tras esa apreciación, la divisa sigue un 5% por debajo de su cotización previa a la conferencia del Partido Conservador, donde May anunció un Brexit duro que se iniciará antes de finales de marzo.

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