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Raúl Castro, el siguiente dictador eterno

Fidel señaló a su hermano Raúl como heredero y desde 2006 lleva las riendas de la dictadura cubana. Una cúpula dominada por militares, con Alejandro Castro Espín como valor en alza, se prepara para el relevo

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Fidel Castro acababa de sufrir un desmayo mientras pronunciaba uno de sus interminables discursos en La Habana, a principios de siglo, cuando señaló sobre su hermano Raúl que «realmente después de mí es el que tiene más experiencia, más conocimiento. Quizá no se le conozca bien. Yo lo conozco bien, no solo por razones familiares, sino por la guerra, su diario, sus detalles, su meticulosidad, su honradez». En definitiva, que tras su muerte, el menor de los Castro era la persona con «más autoridad y más experiencia» para llevar el timón de un régimen que desde hace tiempo navega hacia la deriva.

Siempre a la sombra de su hermano mayor, Raúl Castro, de 85 años, fue el eterno «número dos» en el partido único y el Gobierno.

Hasta que una grave enfermedad apartó del poder al líder de la revolución en julio de 2006 y el general de Ejército pasó oficialmente a primera línea el 24 de febrero de 2008. A partir de entonces, Raúl empezó a hablar de un «exceso de regulaciones y prohibiciones» (como la entrada en los hoteles para los cubanos corrientes), así como de la necesidad de «reformas estructurales» para «actualizar el modelo económico socialista», es decir, el comunismo cubano. Las reformas emprendidas desde entonces han sido vistas como «cosméticas» o de «poco calado pero un primer paso», según quien lo afirme. También se asegura que Fidel, a quien Raúl Castro confesó que consultaba todo, frenaba una verdadera apertura económica y sobre todo la política.

Marxista

Raúl Modesto Castro Ruz nació en Birán (Holguín, Oriente) el 3 de junio de 1931 y es el menor de los tres hijos varones del terrateniente de origen gallego Ángel Castro y la campesina Lina Ruz. Después de estudiar en colegios de los jesuitas en Santiago de Cuba y La Habana, como el fallecido «líder máximo», se sabe que llegó a aprobar algunas asignaturas de ciencias sociales.

A diferencia de su mentor revolucionario y político, Raúl ha sido un comunista convencido desde el principio, cuando se unió a las juventudes del Partido Socialista Popular (PSP, de corte soviético). Durante una reunión de jóvenes comunistas en Bucarest conocería al agente del KGB Nikolai Leonov, con quien trabó una amistad clave para entender la sovietización de Cuba.

Codo a codo con su hermano Fidel participó en los momentos claves del castrismo: el asalto al cuartel de Moncada en 1953, en la expedición del yate «Granma» en 1956 y en la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista hasta el triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959. En Sierra Maestra, donde tenía fama de ser el jefe guerrillero más hostil hacia Estados Unidos, Raúl Castro fue nombrado comandante del Ejército Rebelde en 1958. Muchos cubanos aseguran que Raúl tiene las manos más manchadas de sangre que Fidel. Al actual dictador se le acusa de dirigir personalmente el fusilamiento de «decenas de militares y policías» que sirvieron bajo el mandato de Batista, según la ONG Archivo Cuba.

Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar) desde 1959, llevó el modelo soviético a los cuarteles. Con el paso de las décadas, se ha llegado a destacar la buena organización de las Fuerzas Armadas bajo la tutela del general Castro, comparado con el funcionamiento del resto de las instituciones. Un estudio de la Universidad de Miami de 2014 revelaba que los militares cubanos manejan el 65 por ciento de la economía del país.

Raúl Castro controla el aparato policiaco-militar del régimen, pero su liderazgo no es tan incuestionable como fue el de Fidel. Con fama de mediocre, no tiene la inteligencia, la fuerte personalidad ni el carisma de su hermano, pero es más pragmático y realista e infunde menos miedo. Siempre desde la sumisión, manejó a su hermano mayor con habilidad. Raúl Castro se casó con la desaparecida jefe rebelde Vilma Espín Guillois, química de formación que dirigió la Federación de Mujeres Cubanas.

Mariela y Alejandro

Dos de los cuatro hijos del matrimonio –Deborah, Mariela, Nilsa y Alejandro– tienen proyección pública. Desde la dirección del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), Mariela Castro Espín defiende los derechos de transexuales y homosexuales, una minoría perseguida en los primeros años de castrismo. El coronel Alejandro Castro es coordinador de Inteligencia de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Ministerio de Interior. Su poder crece por momentos. Alejandro y Mariela figuran en las quinielas para el relevo de la gerontocracia en el poder, «en caso de que se despierte la tentación de continuar la dinastía al estilo de los Kim en Corea del Norte», señalaba un destacado portavoz de la disidencia interna. Dentro de la familia destaca también el exyerno de Raúl Castro, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas. El general de brigada es presidente ejecutivo del Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Gaesa, entramado de empresas militares bajo apariencia civil) y padre de Raúl Guillermo Rodríguez Castro, jefe de la escolta del presidente cubano.

Otros valores en alza dentro de la nomenklatura son el primer vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel (1960); el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla (1958), o el vicepresidente y «zar» de las reformas económicas, Marino Murillo Jorge (1961). Los tres civiles forman parte del poderoso Buró Político del Partido Comunista. Sin embargo, la llave de la sucesión parece estar en manos de militares como Castro Espín, Rodríguez López-Callejas o el general Álvaro López Miera.

¿Un Gorbachov cubano?

Aunque la designación de Díaz-Canel como número dos de Castro hace más de tres años levantó cierto optimismo de que pueda convertirse en una especie de Gorbachov cubano, lo cierto es que tiene solo poder aparente porque no forma parte de la elite militar que realmente manda en Cuba. Roberto Álvarez Quiñones, periodista cubano exiliado en Los Ángeles, sostiene que el poder real en la isla no está en el Buró Político del Partido Comunista, como manda la Constitución, sino en un reducido grupo de militares que forma parte de ese órgano.

Desde el llamado «insilio» o «exilio interior», muchos cubanos se agarran a la «solución biológica» para ver llegar los verdaderos cambios a la isla. En el congreso del Partido Comunista de 2011, Raúl Castro limitó los mandatos de los principales cargos públicos a un máximo de dos periodos de cinco años. Es decir, que antes de 2018 Castro no tiene previsto dejar la presidencia. Aunque puede continuar como primer secretario del PCC, la principal fuerza rectora de la sociedad. Mientras no se imponga la naturaleza.

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