La UE busca mujeres para el complejo rompecabezas de los altos cargos

Varios dirigentes europeos quieren que esta legislatura haya paridad de género

Margrethe Vestager, actual comisaria de Competencia y una de las favoritas para presidir la Comisión Europea EFE

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La Unión Europea lleva años predicando la doctrina de la igualdad de género y ha elaborado un sinfín de reglas para fomentar la presencia de mujeres en los puestos de responsabilidad en el sector público y privado. Pero hasta ahora, no se ha aplicado a sí misma las recomendaciones o, cuando lo ha hecho, ha sido con retraso o sin demasiada aplicación. En esta ocasión, a la hora de discutir sobre el paquete de presidencias para la próxima legislatura, muchos gobiernos insisten en que ha de lograrse una paridad lo más completa posible , lo que significa que debería haber al menos dos mujeres entre los presidentes de la Comisión, el Parlamento, el Consejo o en el cargo de Alto Representante. Puede que el hecho de que políticamente se haya producido un desacertado bloqueo a causa de la postura reticente del presidente francés Emmanuel Macron y su inesperado aliado el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez acabe favoreciendo un repentino desembarco de mujeres en las quinielas.

La primera de la lista, si la hubiera, sería la canciller alemana Angela Merkel, a quien muchos en Bruselas verían como una excelente presidenta del Consejo Europeo, ahora que ella misma ha anticipado su retirada en Berlín . Pero la última vez que se le preguntó en público durante el último Consejo Europeo, no solo reiteró su negativa, sino que al mismo tiempo dejó claro que el mero hecho de que se le preguntase le resultaba desagradable. En tal caso, otra mujer poderosa de la que se ha hablado como posible presidenta de la Comisión es la actual directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde . Su experiencia es indiscutible y encajaría perfectamente en un puesto que le permitiría regresar a Europa. Sin embargo, su condición de francesa le supone en estos momentos un obstáculo , dado que Alemania interpreta que la oposición de Macron al candidato principal del PPE al puesto, Manfred Weber , se basa también en su nacionalidad, así que si no puede ser un alemán, tampoco se podría aceptar una francesa.

Si se preguntase en Bruselas, la favorita de todas las quinielas sería la danesa Margrethe Vestager, actual comisaria de Competencia , puesto en el que se ha ganado una impresionante reputación. El problema es que en estos momentos, su partido, el Social Liberal, es solamente un componente minoritario de la nueva coalición que apoya desde fuera al Gobierno de la socialdemócrata Mette Frederiksen y no es posible saber si esta tiene otros planes para la Comisión Europea.

Si se trata de especular, en los medios comunitarios se habla incluso de que la actual directora ejecutiva del Grupo del Banco Mundial, la ex comisaria con las comisiones de José Manuel Barroso y de Jean-Claude Juncker, la búlgara Kristalina Georgieva , estaría dispuesta a volver a Bruselas, de modo que la ministra española de Economía, Nadia Calviño , podría ocupar su puesto en Washington. Georgieva cumple la condición de ser del PPE como Lagarde, pero a su vez dejaría libre un puesto para contentar a los socialistas y, en especial, a Pedro Sánchez que está decidido a hacer uso de la posición preeminente que le han dado las urnas en Europa.

Pero si hay alguien que puede considerar que tiene un puesto prácticamente asegurado, esta es la coportavoz del grupo parlamentario de los Verdes, Ska Keller , alemana de 27 años. Los verdes se han convertido en una pieza clave de la futura coalición mayoritaria y en Alemania son vistos como el futuro socio de los democristianos, cuando Merkel haya pasado ya definitivamente el testigo a Annegret Kramp-Karrembauer (conocida para simplificar como AKK), por lo que tarde o temprano tienen que asumir responsabilidades directas. Y dado que no hay ningún gobierno presidido por un dirigente ecologista, el único puesto al que pueden acceder sin grandes problemas sería la presidencia del Parlamento, en uno de los dos periodos de dos años y medio en que se divide la legislatura.

Para presidir el Consejo Europeo, puesto para el que se requiere haber sido uno de sus miembros, es decir, un jefe de Estado o de Gobierno, se habla desde hace tiempo de la lituana Dalia Grybauskaité , que acaba de dejar el puesto de presidenta de su país con honores y que ya ha sido dos veces comisaria europea. Pero el inconveniente es que no pertenece a ninguna familia política y tiene una fama de cascarrabias entre sus pares. Algunos de ellos recuerdan como puso orden y le sacó los colores a más de uno por recordarles que las leyes europeas no les permitían fumar en las reuniones.

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