África

Aplazan las elecciones de Nigeria cinco horas antes de la votación

Los comicios se celebrarán el 23 de febrero, según anunció la comisión electoral durante la madrugada del sábado

Miembros de la Comisión Electoral descargan unas urnas en Nigeria Afp

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Las elecciones presidenciales y legislativas de Nigeria , previstas para este sábado, fueron aplazadas apenas cinco horas antes de que los nigerianos acudieran a las urnas. La Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) comunicó su decisión de retrasar una semana los comicios tras revisar el plan logístico y operacional con el fin de garantizar unas elecciones libres, justas y creíbles. La oposición ha criticado duramente la decisión del CENI.

Este sábado los nigerianos estaban citados a las urnas para elegir a su próximo presidente y a los parlamentarios del país más grande de África. Un total de 84.004.084 personas se han registrado para ejercer su derecho al voto , una cifra récord que ha aumentado un 18% respecto a las elecciones de 2015 y que hacen de Nigeria la democracia más poblada del continente. A pesar de que hay 73 candidatos y la disputa está muy reñida, la carrera hacia la presidencia está liderada por el presidente Muhammadu Buhari (Congreso de Todos los Progresistas), de 76 años, y Atiku Abubakar (Partido Popular Democrático), de 72 años.

El candidato con más votos será declarado vencedor, siempre y cuando obtenga al menos el 25% de los votos en dos tercios de los 36 estados y la capital; de lo contrario se celebrará una segunda vuelta. El vencedor de lo que se prevé sea una de las votaciones más ajustadas de la historia del país se enfrenta a una economía rota y al conflicto civil. Sin encuestas oficiales publicadas, el voto joven definirá los comicios.

El voto joven será decisivo

Nigeria tiene una de las poblaciones juveniles más grandes del mundo. El 51% de los 84 millones de electores tienen entre 18 y 35 años . Sin embargo, considerando la edad de los principales candidatos a la presidencia, la política nacional sigue estando dominada por la generación anterior y muchos jóvenes apenas perciben diferencias en la ideología de los dos grandes partidos llamados a gobernar. Para que haya un cambio real en el país, los jóvenes deben participar del espacio político.

Por esta razón, en 2018 se inició un proyecto de ley impulsado por la campaña #NotTooYoungToRun que pedía cambiar la norma que impedía a políticos menores de 45 años postularse para la presidencia. Gracias a la aprobación de esta iniciativa, este año hay 10 candidatos menores de 40 años, siendo Chike Ukaegbu, de 35 años, el más joven.

Los grandes problemas del país

La inseguridad, la economía y la corrupción son los tres temas que centraron la atención de la campaña electoral, como ya sucediera en 2015. El norte del país está azotado por la violencia del grupo extremista Boko Haram . Un reciente aumento de los ataques terroristas en la región del Lago Chad ha obligado a decenas de miles de personas a huir de sus hogares. Un conflicto de esta índole marca inevitablemente la agenda política del país. El actual presidente, primer líder de la oposición en ganar una elección presidencial (2015), prometió luchar contra la violencia de Boko Haram y ha sido duramente criticado por no haber sido capaz de detener la insurgencia.

Por su parte, su principal rival ha prometido centrar sus esfuerzos en recuperar la economía, que vuelve a estar en peligro de caer en recesión y en la que el paro ha aumentado respecto a la cifra del año anterior, pasando de un 18,1% al 23,1%.

Las posturas de los principales candidatos a presidentes sobre cómo afrontar la problemática económica difieren notablemente. Las políticas de Buhari son más intervencionistas que el enfoque comercial por el que aboga Abubakar, que opta por cuarta vez a la presidencia de Nigeria. Durante la campaña electoral, el principal opositor anunció que privatizaría el negocio petrolero y que esta medida traería más dinero del que jamás había dispuesto la empresa estatal.

Sin embargo, los más críticos recuerdan su etapa como vicepresidente del país en la que cosechó varios fracasos en su desempeño en la privatización de empresas de otros sectores. El actual presidente, que busca su segundo mandato, también ha recibido críticas por no diversificar el sector del petróleo, que es el mayor contribuyente de la economía de Nigeria.

Otro de los aspectos que más preocupa a los nigerianos es la corrupción. Si bien es cierto que la administración de Buhari se ha esforzado en reducir la corrupción estructural con medidas como la introducción de la Cuenta Única del Tesoro (TSA) para administrar los ingresos del ejecutivo, la percepción es que todavía queda mucho trabajo por hacer. Su rival y eterno candidato a presidente ha estado implicado en un escándalo internacional de blanqueo de dinero.

Temores de violencia

Nigeria tiene un largo historial de violencia electoral. En 2011 murieron cerca 1.000 personas en el norte del país tras la derrota en las urnas de Muhammadu Buhari. Algunos analistas advierten de que esta votación podría ser una de las más sangrientas en la historia del país. Por el momento, los enfrentamientos previos a las elecciones presidenciales y legislativas se habrían cobrado al menos cinco muertes. El domingo pasado, cinco miembros del partido gobernante (APC) fueron asesinados a tiros en el sureste del país, y las autoridades señalaron a la simpatizantes de la oposición.

Tres días antes de la celebración de los comicios, los candidatos presidenciales firmaron un «acuerdo de paz» electoral por el cual se comprometieron a aceptar los resultados y con el que persiguen garantizar que las elecciones sean libres, justas y transparentes.

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