Hermann Tertsch

El Anschluss inverso

Viena podría marcarle el rumbo político a Berlín

Hermann Tertsch

Desde la reunificación Alemania ha sido la potencia indiscutible en la Europa unida, a la que nadie tosía, la que ponía las reglas en Bruselas y las notas de conducta a los demás. Pero el 4 de septiembre del 2015, cuando Merkel se saltó todas las reglas internas y comunes europeas al abrir unilateralmente las fronteras a la inmigración, algo se rompió en esa relación de autoridad sobre sus aliados. Y aunque la economía es más poderosa, Alemania es hoy políticamente un juguete roto. Tremenda en este sentido ha sido la visita de Sebastian Kurz, en Berlín. El jefe del gobierno de la pequeña Austria se presentaba en la capital alemana y con sus palabras sobre la inmigración y sus ofertas a los rivales de la canciller desataba un conflicto que aun puede acabar con la vida política de Angela Merkel. La alianza anunciada por Kurz con el ministro aleman Horst Seehofer y con el ministro italiano Matteo Salvini, -«el eje de los voluntariosos», dijo con un concepto históricamente complicado-, fue el detonante para que se rebelara contra Merkel la CSU bávara, temerosa de perder en octubre su mayoría ante la AfD.

Kurz gobierna en Austria en una coalición del conservador ÖVP con el derechista FPÖ con muchos menos contratiempos de los que creían todos. Y avanza en una legislación liberalizadora en materia económica, dura en cuestiones de seguridad e inmigración y antiizquierdista en sus reformas sociales como la educación. Merkel y los homogeneizados medios alemanes se han permitido las peores impertinencias en sus amenazas al electorado austriaco para impedir un gobierno como el que existe, con participación del FPÖ. Fracasaron en impedirlo. Ahora este gobierno de la derecha funciona. Y la coalición de Merkel no. Para dar más autoridad a Viena, estalla ahora un escándalo al revelarse que el BND alemán espía en Austria tanto o más que los norteamericanos en Alemania. Y se recuerdan hoy las hipócritas protestas de Berlín y todos los medios europeos «por el intolerable espionaje a aliados». Austria puede estar a punto de marcar el rumbo político a Alemania en un Anschluss inverso. O la venganza por Sadova (Königgrätz).

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