Una amante del Chapo dice que él la llevó a traficar marihuana y no le pagó por su trabajo

Lucero Guadalupe Sánchez, exdiputada mexicana, relata su entrada en el negocio de la marihuana por amor hacia el capo

EFE

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La exdiputada mexicana y amante de Joaquín «El Chapo» Guzmán , Lucero Guadalupe Sánchez , relató ayer jueves ante un jurado estadounidense el arranque de su relación sentimental con el narcotraficante, así como s u entrada en el negocio de la marihuana por amor hacia el capo.

La exlegisladora mexicana rompió a llorar después de describir cómo su antiguo amante la llevó a traficar marihuana y no le pagó por su trabajo . Hablando de forma abatida, Sánchez, quien una vez fuera la legisladora local más joven del estado de Sinaloa con solo 24 años, se declaró confusa sobre la clase de relación que mantenía con Guzmán: «Hasta el día de hoy yo estoy confundida, porque pensé que era (la nuestra) una relación de pareja».

«Yo me confundía con mis propios sentimientos, a veces lo quería y otras no, por sus diferentes actitudes trataba siempre de tenerlo contento», relató la joven de 29 años, que inició un romance con el Chapo cuando solo tenía 21, mientras la fiscalía leía en voz alta distintos mensajes que se intercambió con el narcotraficante .

En varios de mensajes de texto, en los que ambos se dirigían el uno al otro como «amor», el Chapo daba órdenes a Sánchez sobre cómo quería que enviara los paquetes de marihuana, que debían ser de 10 kilos cada uno.

Su encargo estaba claro: las instrucciones del Chapo era que le mandara droga «que tuvieran las tres B de calidad»: buena, bonita y barata.

Sin embargo, ella misma no estaba cómoda con esa decisión, por lo que empezó a enviar al Chapo marihuana «con semilla» (de peor calidad) «porque quería que se molestara conmigo y me mandara a venir, pero no lo conseguí», relató.

Incluso contó algunas de las desventajas de trabajar en zonas de montaña, donde tenía que subir cada día y cada tarde a un cerro para obtener señal telefónica y poder recibir los mensajes con órdenes del narcotraficante.

El Chapo, notablemente incómodo, apenas dirigió la mirada a la testigo, en tanto que buscó con los ojos a su mujer, Emma Coronel , en diversos momentos de la sesión.

Coronel, vestida con un traje de chaqueta negro, solo reaccionó al arranque del testimonio de la amante de su marido, riéndose sobre la confusión de sus sentimientos.

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