«Alojar a Kim Jong-un es un honor y un reto»

Guillermo Pantoja, director del Meliá de Hanoi, explica la estancia de su huésped más especial

El malagueño Guillermo Pantoja dio ayer la bienvenida personal a Kim Jong-un al Hotel Meliá de Hanoi ABC
Pablo M. Díez

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Para su estancia en Hanoi durante la cumbre con Trump, Kim Jong-un ha escogido el hotel de la cadena española Meliá. Hasta el sábado, su comitiva ha reservado más de cien habitaciones en seis plantas de este lujoso rascacielos, cercano al lago alrededor del barrio antiguo de la ciudad. En el piso 22, el joven dictador de Corea del Norte ocupa la Suite Presidencial, permanentemente custodiada por los numerosos guardaespaldas que han tomado el edificio. Delatados por sus rostros pétreos y la insignia con los retratos del abuelo y el padre de Kim Jong-un, miran con desconfianza a los huéspedes que se alojan en el hotel, los únicos que pueden entrar porque la calle ha sido cortada por la Policía.

«Alojar a Kim Jong-un es un honor, pero también un reto», reconoce a ABC el director del Meliá Hanoi, el malagueño Guillermo Pantoja . Aunque en los tres años y medio que lleva al frente de este hotel ha recibido a 23 jefes de Estado, como los de Canadá, Irán, Chile o Egipto, confiesa que este es su huésped más especial. «El Ministerio de Exteriores vietnamita nos avisó hace seis días de que la delegación norcoreana quería quedarse en nuestro hotel. Hemos tenido que organizarlo todo muy rápidamente», explicaba tras haber dado la bienvenida a Kim Jong-un.

«Se ha mostrado muy simpático y cordial y nos ha dicho que agradecía nuestra hospitalidad y estaba muy contento de estar con nosotros», contaba Pantoja, que lleva 17 de sus años 52 en el grupo Meliá y ha trabajado en Latinoamérica, China y Birmania . A su juicio, la comitiva norcoreana ha elegido este hotel porque, desde que abrió hace ya veinte años, es el que más delegaciones diplomáticas ha recibido de Vietnam. Además de contar con todos los lujos que garantizan sus cinco estrellas y hasta helipuerto, la seguridad ha sido otro motivo decisivo para un régimen tan paranoico como el norcoreano. Al ubicarse en una torre, tiene pocas entradas y resulta más fácil de proteger que la otra opción barajada por la delegación norcoreana: el Sofitel Metropole.

Sin poder dar muchos detalles por lo sensible del asunto, Pantoja confirma que Kim Jong-un ha viajado a Vietnam con su propia comida y su propio cocinero para las ocho personas de su círculo íntimo, mientras que el resto de la delegación se alimentará en los salones privados del hotel. De nuevo por seguridad, una de las razones es para que no coincidan con el resto de huéspedes. Curiosamente, entre ellos hay medio centenar de periodistas de la Casa Blanca, que hace tres semanas reservaron el Meliá para instalar su centro de prensa y emisiones de televisión. Aunque han podido conservar sus habitaciones y dormirán bajo el mismo techo que Kim Jong-un, tuvieron que retirar ayer sus equipos y palcos para los directos y trasladarse al centro de prensa internacional con el resto de reporteros. A pesar de la cercanía, no podrán verlo. En cuanto aparece Kim Jong-un, sus guardaespaldas le despejan el camino a gritos y empujones.

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