Entrevista

«Ahora vemos que es posible vencer al régimen iraní»

Mohamed Mhaddessin, presidente de Muyahidines del Pueblo de Irán, fue uno de los primeros en denunciar la amenaza global del fundamentalismo de la República Islámica

El Líder Supremo, Jamenei, habla a los militares en Teherán en febrero del año pasado REUTERS

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Washington, París, Bruselas, Copenhague y Tirana han denunciado actividades delictivas de diplomáticos iraníes, implicados en «acciones» de carácter potencialmente terrorista, confirmando una inquietante evolución de la República Islámica de Irán, capaz de «proyectar» nuevas formas de «presión» y «chantaje» en Occidente.

Mohamed Mhaddessin, presidente del Comité de relaciones internacionales del Consejo Nacional de la Resistencia Iraní (CNRI) y de los Muyahidines del Pueblo de Irán (MPI), el primer partido-organización de la resistencia iraní, fue uno de los primeros en denunciar la amenaza global del islamismo radical-fundamentalista. «Islamic Fundamentalism. The New Global Threat», su libro de referencia, se publicó por vez primera en 1993. Y sigue reeditándose con éxito. Los puntos de vista personales de Mohamed Mhaddessin quizá tengan una importancia particular, desde su doble óptica de analista diplomático y hombre de acción.

Juan Pedro Quiñonero

Usted piensa que Irán usa el terrorismo como fuerza de presión, disuasión y chantaje.

Estoy convencido. Es una evidencia, desde la instauración de la República Islámica, en 1979, con el ayatolá Rujolá Jomeini. El terrorismo comenzó a utilizarse con la ocupación de la embajada de los Estados Unidos, en Teherán, siguieron las acciones en el Líbano y todo Oriente Medio. En los últimos cuarenta años, se han registrado más de 500 operaciones terroristas iraníes y de origen iraní en el Líbano e Irak. Esa es, «solo», la dimensión operacional. El terrorismo es indisociable de la República Islámica, cuyos dos pilares fundacionales son la represión interior contra cualquier disidencia y el expansionismo exterior, a través de la propagación del islamismo radical y el terrorismo. Esos fundamentos tienen incluso una base jurídica e institucional: la República Islámica es el único Estado en la comunidad internacional cuya Constitución tiene previsto exportar la revolución para terminar creando una federación de repúblicas islámicas, a imagen y semejanza del modelo teológico iraní.

Desde esa óptica, el atentado frustrado contra los Muyahidines del Pueblo, en las afueras de París, el verano pasado, formaría parte de esa estrategia y podría ilustrar una suerte de evolución, proyectando sobre Europa amenazas terroristas de nuevo cuño.

Sin duda. Esa evolución amenazante para Europa queda clara con cuatro casos bien recientes, este mismo año. El mes de marzo pasado, hubo un intento de atentado terrorista contra la delegación de los Muyahidines del Pueblo de Irán en Tirana, la capital de Albania. El Gobierno albanés denunció con energía ese proyecto criminal. El mes de junio pasado, hubo otro intento de atentado terrorista contra los participantes en nuestra gran reunión anual, en las afueras de París. Poco más tarde, Washington detuvo a dos agentes iraníes que proyectaban acciones violentas en los EE.UU.. Hace unas semanas, hubo otro intento terrorista en Dinamarca, seguido de expulsiones de diplomáticos y protestas. El Gobierno de Irán intenta «frenar» la acción de los muyahidines, en el exterior y en el interior, donde comienza a crecer una situación insurreccional, que pretenden sofocar.

Si entiendo bien, Teherán utiliza algunas de sus embajadas en Europa como centro de operaciones contra disidentes iraníes.

Así es. De ahí la inquietud y protestas de distintos gobiernos.

Usted fue uno de los primeros en denunciar la utilización del terrorismo como medio de presión e influencia. ¿Ha crecido esa amenaza global?

Sí y no… a mi modo de ver, el islamismo radical propagado desde Teherán ha crecido de manera vertiginosa. Desde esa óptica, quizá la amenaza sea hoy mucho más peligrosa. Al mismo tiempo, comienza a confirmarse la fragilidad de fondo del régimen iraní, mucho más vulnerable que hace años.

¿Cuál es la situación interna de Irán?

Hoy comienza a percibirse que es posible combatir y vencer a ese régimen fundamentalista, que es una amenaza para la sociedad internacional. Estamos asistiendo a algo muy parecido a una sublevación popular. Si los EE. UU. y Europa asumen esa realidad, el pueblo iraní será capaz de derrocar al régimen.

Desde las capitales europeas, la propagación del islamismo radical también enfrenta a Irán y Arabia Saudí, sin que se perciba con claridad cuál de esos «modelos» es más peligroso para la seguridad occidental.

El modelo iraní tiene una tradición muy anterior, más profunda, que echa sus raíces en la historia cultural y religiosa de la antigua Persia. El integrismo suní puede ser muy peligroso. Pero el integrismo chií cuenta desde Jomeini y la fundación de la República Islámica con un Estado cuyo fundamento último es la propagación de su propio modelo, en bancarrota integrista. El islam fundamentalista defendido y propagado desde Teherán tiene por objetivo teológico y político propagar la guerra santa, sin reconocer las fronteras geográficas o estatales.

Si lo entiendo bien, el bonapartismo de Jomeini y sus herederos tiene una triple dimensión, teológica, militar y terrorista.

Para Jomeini y sus herederos, la guerra santa es una obligación teológica e institucional. De ahí que Irán sea una amenaza global para Occidente.

¿Son eficaces las sanciones comerciales?

Las sanciones comerciales son eficaces. Pero no han conseguido frenar los programas militares, balísticos y nucleares. Los gobernantes iraníes consagran muchos recursos a la represión y sus ambiciones militares.

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