Por qué es un acierto que Sergio Moro sea el ministro de Justicia de Bolsonaro

Al elegirle, el futuro presidente, que tomará posesión de su cargo el 1 de enero, se ha blindado tras el escudo de la trasparencia y la justicia

El juezz Sergio Moro REUTERS

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Para algunos, la decisión del juez S ergio Moro de aceptar el Ministerio de Justicia, en el futuro Gobierno de Jair Bolsonaro, es el primer gran error de su carrera. Para otros, entre los que me encuentro, un acierto enorme.

El magistrado ha demostrado ser un hombre con capacidad sobrada para desmontar el andamiaje infinito de la corrupción que colocó a la multinacional Odebrecht y a miembros de Gobiernos de este lado del Atlántico (y del otro) entre rejas o muy cerca de éstas. Con la trama de sobornos, a cambio de obra pública, bautizada Lava Jato (Lava coches) cayeron políticos de diferentes tendencias y pensamientos de medio continente. Hay más de 120 condenados y según las confesiones de los arrepentidos, la cifra de las «mordidas» asciende a unos mil quinientos millones de euros.

En Brasil, el PT (Partido de los Trabajadores) fue el más «damnificado» porque, entre otras razones, estuvo en el poder, prácticamente, los últimos quince años. Además, la causa tiene su origen en el corazón del gigante sudamericano. En Perú , el caso salpicó a gente tan diferente como al ex presidente Alejandro Toledo (prófugo atrincherado en Estados Unidos), Alan García, Ollanta Humala y su mujer Nadine Heredia o al efímero Pedro Pablo Kuczkynski (PPK). En Colombia, la campaña de Juan Manuel Santos quedó bajo sospecha mientras en Ecuador el escanner de la justicia identificaba a colaboradores del expresidente Rafael Correa. En Guatemala , el afectado fue Otto Pérez Molina y en México no se salvaron los gobiernos de Felipe Calderón ni el de Enrique Peña Nieto. El suma y sigue continúa y son pocos los países que se salvan en el continente de un escándalo que se extiende hasta Angola y Mozambique.

Intencionalidad política

A Sergio Moro, ahora que le dijo sí a Bolsonaro, le atribuyen intencionalidad política en el caso Lava Jato . Los motivos que movieron al magistrado a acometer la mayor operación de investigación criminal que se conozca en el hemisferio sur, pueden ser nobles o no pero, a efectos de la justicia, eso carece de importancia. Esto es, lo determinante es que se cometieron delitos y el juez cumplió con su obligación de buscar (y encontró) a buena parte de los responsables de estos que ahora, como el ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, tienen que afrontar las consecuencias.

La escasa confianza democrática, en demasiados rincones del mundo y de su país, en Jair Bolsonaro, el presidente que tomará posesión de su cargo el 1 de enero, invita a pensar que el abuso, los atropellos y los recortes de libertades ciudadanas, podrían ser una constante durante su mandato. Justamente por esta razón, la presencia de Sergio Moro en el Ejecutivo adquiere un valor superior. El excapitán Bolsonaro, al elegirle, se ha blindado tras el escudo de la trasparencia y la justicia. Tratar de traspasarlo pondría a Moro en el lugar de héroe moderno para abandonar el barco del Gobierno y de paso, le daría pista libre para un ascenso meteórico en una carrera a la Presidencia. Por estas razones, hay que pensar que es positivo, para Brasil y para el mundo , que Sergio Moro sea el próximo ministro de Justicia.

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