Cristina Fernández recibe la felicitación de sus hijos, Máximo y Florencia, tras ganar las elecciones de 2011
Cristina Fernández recibe la felicitación de sus hijos, Máximo y Florencia, tras ganar las elecciones de 2011 - afp
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El kirchnerismo se enfrenta al síndrome de abstinencia del poder

Cristina Fernández deja la puerta abierta para volver al poder: «Mejor que el próximo (presidente) que venga gobierne bien porque sino me va a obligar a volver en 2019»

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¿Qué será de Cristina Fernández? ¿A qué dedicará Máximo Kirchner su tiempo, dentro y fuera, de la Cámara de Diputados? ¿Cómo llevará su hermana Florencia el primer año de su bebé con la abuela fuera de la Presidencia? ¿Tiene futuro el kirchnerismo? La familia que más poder tuvo –y durante más tiempo– en la historia de Argentina afronta una etapa incierta después de las elecciones de este domingo.

Ningún argentino se imagina a la todavía presidenta cosiendo calceta para sus dos nietos, regando las flores de su jardín de Calafate (a pocos kilómetros del glaciar Perito Moreno) o revisando si las «mucamas» (empleadas domésticas) dejan bien estiradas las sábanas de la cadena de hoteles que le ayudan a aumentar su patrimonio o, como sospechaba el juez federal Claudio Bonadío, a poner en blanco aquellos dineros que tenía (y se supone que tiene) en negro.

El síndrome de abstinencia del poder, más tarde o más temprano, llamará a su puerta.

«Si triunfa Macri se colocará de inmediato como jefa de la oposición»

«Si gana Daniel Scioli estará en silencio en una primera etapa, pero terminará alzando la voz y no caerá al vacío. Cristina es una líder muy fuerte y será escuchada», asegura el consultor y analista político Carlos Fara. «Ahora –añade– si el que gana es Mauricio Macri se colocará de inmediato como jefa de la oposición».

Luciano Elizalde, director del master Gestión de la Comunicación en las Organizaciones, de la Universidad Austral, lo mira desde otra óptica: «Cerca y lejos de Cristina, creo que la gente está muy cansada de ella. Puede convertirse en un modelo Hebe de Bonafini (titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo), una especie de fantasma que habla del bien y del mal, pero no impacta en la política. Quizás vaya a un puesto en algún organismo internacional, al Parlasur… Lo que es seguro es que Cristina va a querer llamar la atención. Es su naturaleza», asegura.

En cualquier caso, la presidenta de Argentina está considerada «una líder muy fuerte» que demostró tener una habilidad extraordinaria para vencer el llamado «síndrome del pato rengo» (cojo), que afecta a la última etapa del mandato de los presidentes, impedidos de adoptar decisiones o gestionar con libertad. «Es raro pero Cristina es hábil para seguir ocupando las portadas de la prensa en la recta final de su mandato», ratifica Elizalde. Matías Carugati, de la consultora Management&Fit, apunta que «los expresidentes siempre tratan de mantener el poder, pero casi ninguno lo logra y Cristina Fernández no va a ser una excepción». Para ilustrarlo, ambos coinciden: «En Argentina, el que tiene la lapicera (el que firma los cheques y destina los recursos) manda».

Más definido parece el futuro inmediato de Máximo Kirchner, fundador de La Cámpora, organización política «ultra kirchnerista» que ha logrado colocarse en todos los estamentos de poder y de dinero del aparato del Estado, además de en las listas a diputados del oficialista Frente para la Victoria. Carlos Fara describe el escenario inmediato para el único hijo varón de la presidenta, «será diputado y garante ideológico, los ojos de su madre en una Cámpora un poco dividida. Por un lado, el sector negociador con Mariano Recalde (titular de Aerolíneas Argentinas) y Eduardo «Wado» de Pedro (actual secretario general de la Presidencia) y por otro, los duros encabezados por Máximo y Andrés "El cuervo" Larroque», asegura.

Hugo Haime, titular de Hugo Haime&Asociados, no ve el panorama tan cristalino: «Es difícil predecir su futuro, Máximo no es un personaje querido por la opinión pública pero… Dentro de diez años ¿Quién sabe?», se pregunta.

Candidata a gobernadora de Santa Cruz

En la familia Kirchner hay más miembros. La tía Alicia, actual ministra de Desarrollo Social, se presenta como candidata a gobernadora de Santa Cruz, la provincia o feudo del clan hasta que su hermano Néstor se trasladó con todo el poder a Buenos Aires.

Por su parte, la benjamina de la casa, Florencia Kirchner, nunca tuvo una gran exposición mediática. Se dedicó más a disfrutar de la noche porteña, viajar y a su afición por el cine hasta la muerte de su padre en octubre del 2010. Entonces abandonó sus estudios en Nueva York, volvió a Argentina y unió su vida a la de Camilo Vaca Narvaja, hijo de un histórico fundador de la guerrilla montonera. El yerno de facto de la presidenta es amigo de Iñigo Errejón y padre de Elena, la pequeña de un par de meses y segunda nieta de la presidenta. Imaginar a Florencia –rica por herencia– en algo diferente a lo que hace ahora, resulta difícil.

Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, no olvida una frase de su madre que ilustra lo que le ronda en la cabeza, «ella dijo: mejor que el próximo (presidente) que venga gobierne bien porque sino me va a obligar a volver en 2019». El tiempo dirá...

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