Alexis Tsipras recibe al patriarca ecuménico de la Iglesia Ortodoxa, Bartolomeo I, este lunes en Atenas
Alexis Tsipras recibe al patriarca ecuménico de la Iglesia Ortodoxa, Bartolomeo I, este lunes en Atenas - efe

Los problemas acosan a Tsipras un mes después de su reelección en Grecia

El primer ministro heleno deberá emprender más reformas para conseguir una parte del rescate

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Un mes después de su segunda victoria electoral, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se enfrenta a un nuevo desafío: el llamado cuarteto (representantes de las cuatro instituciones acreedoras) ya se encuentra en Atenas, mientras este jueves espera la visita oficial del presidente francés, Francois Hollande. El cuarteto ya tiene acceso directo a los ministerios y en principio no dará luz verde a la entrega de 2.000 millones de euros del tercer rescate de 86.000 millones de euros, al no haberse aprobado o aplicado una serie de duras reformas acordadas en principio para septiembre y octubre. Grecia necesita urgentemente esta cantidad, ya que sin ella no tendrá liquidez a final del mes de noviembre. Aunque la legislación pertinente ha sido aprobada en la mayoría de los casos, faltan las órdenes ministeriales competentes y su aplicación puntual.

El ministro de Trabajo asegura que habrá «una jubilación nacional para todos»

Un problema adicional es el flujo de refugiados e inmigrantes que llegan a diario desde las costas turcas a las islas griegas más próximas para intentar seguir su viaje al resto de Europa: se calcula que siguen alcanzando las costas de islas como Lesbos y Kos más de seis mil personas al día.

Las cuarenta y ocho reformas pendientes más urgentes se centran en reformas fiscales que conllevan nuevos impuestos que afectarán principalmente a los agricultores y la forma en la que se abonarán los plazos de quienes debían dinero a Hacienda y cotizaciones a la Seguridad Social y otras cajas de salud y pensiones. También incluye más transparencia y reducción de gastos sanitarios (especialmente en medicinas), así como cambios en el complejo y costoso sistema de jubilaciones, dificultando la prejubilación de los empleados estatales y aclarando quiénes podrán jubilarse antes de los 67 años habiendo trabajado menos de 40 años, algo a lo que se llegará gradualmente hasta 2022. Uno de los problemas más importantes, fundamental a la hora de conseguir atraer inversiones, es el efectuar, tras la aprobación de las leyes en el Parlamento, los cambios a nivel ministerial para liberalizar los mercados y las profesiones, retirando todas las medidas que protegen diversos empleos con hasta ahora privilegios gremiales como las farmacias. Estas reformas estructurales ya han sido aplazadas muchas veces.

Recorte de pensiones y desahucios

Lo más doloroso para Tsipras es ahora el recorte de las pensiones, algo que prometió no hacer (pero tendrá que aplicar para asegurar la viabilidad de las jubilaciones a partir de 2030) y la cuestión de los desahucios, ya que hasta ahora existía una moratoria que protegía las primeras residencias de quienes no podían asumir los pagos de su vivienda.

En el caso de las pensiones, se sabe que en principio el Gobierno respetará las jubilaciones inferiores a 1.500 euros, pero recortará las superiores a esta cantidad. El ministro de Trabajo, Yorgos Katrungalos, ha declarado que habrá «una jubilación nacional para todos» que representará el 7% del PIB (ahora representa el 9,5% ).

Privatizaciones no avanzan

El Gobierno también está arrastrando los pies ante la cuestión de las privatizaciones: deberá terminar los trámites lo antes posible para hacer efectiva la privatización, ya aprobada, de 14 aeropuertos regionales de los 37 del país (entre los que se encuentran los de las islas de Rodas, Mikonos y Corfú) que pasará durante 40 años al consorcio alemán Fraport junto con su socio griego Kopeluzos y supondrá un contrato de más de mil millones de euros para el país.

Control de capitales

El viceministro de Finanzas, Yorgos Juliarakis, ha afirmado ante el Parlamento que el control de capitales terminará el próximo junio, restableciendo la liquidez de la economía griega, anunciando un rápido crecimiento entre el 2,8% y el 3,1% a partir de 2017, mientras que la recesión de 2015 se estima que será un 1,4% y en el 2016, 1,3%.

La cuestión más difícil para el Gobierno es la huida de capitales (estimada en 40.000 millones de euros desde diciembre de 2014 hasta la aplicación del control de capitales el 29 de junio) y el aumento de los denominados «malos prestamos» debido a varios años de severa recesión y alto desempleo.

Protestas de la izquierda

Uno de los grandes cambios de este nuevo Gobierno es que debe enfrentarse a constantes críticas de antiguos votantes de Syriza que se muestran contrariados por las medidas de austeridad y recortes que se están aplicando, considerando que apoyaron a Tsipras en el referéndum y no se esperaban estas reformas. Asimismo los enfrentamientos de ministros del Gobierno con comunistas y con muchos sindicalistas son diarios en el Parlamento y en sus propios despachos, algo que no ocurrió en los primeros meses de este año.

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