El alcalde Marino Murillo participa en los preparativos del Jubileo de la Misericordia
El alcalde Marino Murillo participa en los preparativos del Jubileo de la Misericordia - efe

Roma, la maldición de la ciudad eterna

El alcalde, Ignazio Marino, que este lunes formaliza su dimisión, deja a la capital en la incuria, con abundancia de escándalos, corrupción y derroche

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«Ahora la capital de Italia, cuando faltan menos de dos meses para el inicio del Jubileo, solo tiene la certidumbre de sus propios escombros. De verdad, Roma no merece todo esto». Este comentario despiadado lo escribió el diario de la Santa Sede, «L’ Osservatore romano», tras el anuncio el pasado jueves de la caída del alcalde de Roma, Ignazio Marino (Génova, 1955), quien este lunes formalizará su dimisión. Marino, miembro del Partido Democrático (PD centro izquierda), es un prestigioso cirujano que trabajó en EE.UU., pero que ha demostrado que el utilizar muy bien el bisturí no garantiza el éxito a la hora de manejar el timón de un trasatlántico como Roma. De hecho, ha naufragado estrepitosamente al dejar la capital en la incuria y fuera de control, sin capacidad para combatir la ilegalidad y la corrupción.

Basta un par de ejemplos que hablan de ineficacia y derroche: Roma cuenta con 6.077 policías urbanos, pero en la calle hay un máximo de 993. Se explica que el atasco de tráfico sea permanente. La empresa municipal de transportes de Roma (ATAC), que gestiona autobuses, metro y tranvía, cuenta con 12.184 trabajadores y es todo un ejemplo de intereses políticos, clientelismo e ineficiencia. En diez años ha acumulado pérdidas por valor de 1.600 millones de euros. La antigüedad media de sus 2.300 autobuses es superior a los nueve años, y 600 de ellos son inutilizables. De los 6.500 conductores de la empresa, unos 970 se quedan en casa cada día, un absentismo que en agosto alcanzó el 22%.

La lista de graves problemas en la capital de Italia es interminable: falta de servicios, sobre todo en transportes y recogida de basuras, pésimo mantenimiento de sus calles llenas de baches, tráfico enloquecido, altos niveles de contaminación, crecimiento basado en la especulación, burocracia insoportable y carencias culturales.

Carta secreta

El sistema del ayuntamiento romano sufre una auténtica metástasis. Lo ha denunciado el senador del PD Stefano Espósito, nombrado Consejero de Transportes de Roma hace un par de meses. Ante la imposibilidad de combatir la ilegalidad, el pasado miércoles envió una carta secreta al magistrado Raffaele Cantone, presidente de la Autoridad Nacional Anticorrupción (ANAC), en la que le pedía que investigara el agujero de 550 millones de euros de la empresa municipal de transportes.

Esposito, que dimitió horas antes que Marino, al reconocer su impotencia para combatir el cáncer de la administración municipal, explicó con un ejemplo la parálisis y burocracia del ayuntamiento. Ante el aumento de autobuses turísticos en el centro histórico, que hacen más caótico el tráfico, pidió a la administración municipal una ordenanza para prohibir su entrada. Tras la resistencia de los funcionarios buscó un compromiso: renunció a la prohibición total a cambio de aumentar el precio del permiso de entrada en el centro histórico. Los funcionarios escribieron la ordenanza con los nuevos precios, pero incluyeron una serie de cláusulas y excepciones con descuentos notables prácticamente para todos. De esta forma se saltaron las reglas que había ordenado Esposito, a quien su jefe de gabinete le explicó la filosofía profesional de los funcionarios, muchos de ellos con sueldos entre 120.000 y 160.000 euros: «Los asesores pasan, nosotros permanecemos».

Es la tercera empresa italiana, después de Correos y Ferrocarriles

Del ayuntamiento de Roma –ciudad de 2.874.000 habitantes, 4.321.000 en toda el área metropolitana– dependen casi 25.000 trabajadores directos y al menos otros 35.000 en empresas municipales. Es decir, supera los 60.000 trabajadores. De hecho es la tercera empresa italiana, después de Correos y Ferrocarriles. En esa galaxia municipal hay de todo, seguramente es el único ente público del mundo que tiene incluso una compañía de seguros, Adir. Hasta 66 empresas dependen directamente del ayuntamiento, toda una jungla incontrolable si se le añaden cooperativas y empresas que trabajan por contratos, a menudo firmados mediante concursos opacos. Se explican así las infiltraciones mafiosas del escándalo «Mafia Capital», cuyo proceso comienza el 5 de noviembre con decenas de empresarios, funcionarios y políticos en el banquillo de los acusados.

La incuria de Roma se refleja en la suciedad y falta de mantenimiento de sus calles, con baches y asfalto inaceptables: la zona de plaza Venecia fue utilizada por una empresa de motos para comprobar su resistencia en los baches. Cada día llegan al ayuntamiento tres peticiones –mil al año– de indemnizaciones por daños sufridos en coches y motos a causa de los baches y la indecente condición de las calles. Para resarcirlos, el ayuntamiento paga 20 millones de euros cada año.

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