Velo islámico y multiculturalismo en los hospitales de París

¿Qué descubren en las urgencias de un hospital público parisino el turista de paso o el corresponsal que vuelve al «frente» parisino, tras las vacaciones?

Una realidad cruda y colorista: salas de espera muy multiculturales.

En el Hospital de Cochin —donde han estado hospitalizados dos presidentes de la República, François Mitterrand y Jacques Chirac—, en la sala de espera del servicios de urgencias, nos cruzamos, la tarde/noche del martes, tres o cuatro padres de familias franceses y españoles (blancos), una docena larga de franceses y francesas de raza negra (originarios de las antiguas colonias, hoy departamentos de ultramar) y cuatro cinco musulmanes, entre los que destacaba una señora embarazada, con su buen velo islámico. Un francés negro, originario de la Martinica, alto y fornido, nos atendía con mucha amabilidad, invitándonos a «tener paciencia».

Cuando le llegó el turno a la señora musulmana, embarazada, la enfermera pidió al esposo que «esperase», invitando a la embarazada a entrar sola al consultorio de urgencias. A los cinco o diez minutos, la misma enfermera volvió a buscar al esposo. La embarazada se negaba a desnudarse ante el médico que debía estudiar su caso…

Diez minutos más tarde, la embarazada y su esposo reaparecieron en la sala de urgencias. El esposo deseaba que su mujer fuese examinado por una doctora. Exigencia imposible de cumplir, en aquellos momentos. A la caída de la tarde de un martes de finales de agosto, en el servicio de urgencias, solo estaban de servicio doctores, blancos y negros. Pero no había ningún doctor musulmán. «Nobody’s perfect». La pareja musulmana prefirió esperar que, con el cambio de turnos, apareciese una doctora…

¿Cuántos casos de ese tipo se dan en los hospitales parisinos y franceses, a diario? La semana pasada, en Burdeos, un médico fue agredido físicamente en un hospital por «pretender» examinar a una señora musulmana. Según la Federación Hospitalaria de Francia (FHF) un 43% de los hospitales franceses tienen problemas «multiculturales» con mucha frecuencia. Según la FHF, «la gran mayoría de los problemas llegan a resolverse a través del diálogo; pero hay un número apreciable de casos que plantean problemas de cierta importancia».