El Congreso de Estados Unidos en una imagen de archivo
El Congreso de Estados Unidos en una imagen de archivo - EFE

El Congreso de EE.UU. aprueba un plan presupuestario para eliminar el déficit en diez años

El texto prevé fuertes recortes al gasto público y la disposición para tratar de desmantelar la reforma sanitaria del presidente Obama

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El Congreso de EE.UU. aprobó hoy el plan presupuestario propuesto por los republicanos, que prevé fuertes recortes al gasto público para acabar con el déficit del país en una década, y que contiene una disposición para tratar de desmantelar la reforma sanitaria del presidente Barack Obama.

El Senado aprobó la medida, no vinculante, por un margen muy estrecho de 51-48, después de que la Cámara de Representantes lo aprobase la semana pasada, logrando así el primer presupuesto con apoyo bicameral del Congreso desde 2009, cuando los demócratas contaban con el control de ambas cámaras.

El plan establece un camino para lograr un presupuesto equilibrado en una década y promete reducir las agencias nacionales y los programas de seguridad social como el Medicaid (salud para los más pobres) y los cupones de alimentos, así como frenar los recortes de impuestos para las personas de menos ingresos.

Para equilibrar el presupuesto, el plan supone una reducción de gastos total de 5,3 billones de dólares en el plazo de diez años.

El texto no tiene que pasar por las manos de Obama para que sea promulgado, sino que actúa como una guía para la consideración del Congreso de los distintos proyectos de ley para los fondos de cada departamento, y sirve como una declaración de intenciones para los republicanos que influirá en las elecciones presidenciales de 2016.

En el corto plazo el plan republicano promete un aumento de 38.000 millones de dólares para el Pentágono que supondría una subida del 7 % y que sólo es posible de asumir a través de las disposiciones de fondos destinados a la guerra.

Los republicanos y algunos economistas dicen que equilibrar el presupuesto ayuda a la economía a largo plazo y que es mejor hacer frente a los problemas financieros que suponen algunos programas como el Medicaid más temprano que tarde, con el objetivo de que además se alivie la carga de la deuda a las generaciones futuras.

El líder de la mayoría republicana del Senado estadounidense, Mitch McConnell, criticó durante años a los demócratas por su incapacidad para aprobar un presupuesto, y dijo que la votación de hoy muestra que la mayoría del Partido Republicano en el Capitolio ha logrado que la Cámara alta vuelva a funcionar.

"No hay presupuesto perfecto, pero este es un presupuesto que se dirige con sensatez a las preocupaciones de muchos de los diferentes miembros. Refleja el compromiso sincero de muchos legisladores diferentes con muchas prioridades diferentes", dijo el republicano por Kentucky

Los demócratas, que votaron en bloque contra el presupuesto en ambas cámaras del Congreso, opinaron que los republicanos se lamentarán de lo acordado al tener que ejecutar los recortes planteados por valor de 5,3 billones de dólares en diez años.

"Sabemos que hay pocas buenas noticias. Cuando nuestros colegas estén obligados a enfrentarse a los números realmente (...), no serán capaces de hacerlo. No se atreverán hacerlo", dijo el senador por Nueva York, Charles Schumer.

 El texto de hoy traza las líneas para aprobar 12 proyectos diferentes de ley de financiación para el año fiscal 2016, y adjunta una legislación de aprobación por la "vía rápida" que pretende acabar con los fondos de la ley de salud, baluarte del mandato de Obama.

El mandatario, sin embargo, tendrá capacidad de vetar cada uno de esos proyectos de ley relativos a cada agencia del Gobierno en caso de que así lo considere y los textos no salgan del Capitolio con el apoyo de los dos tercios de los legisladores necesarios para evitarlo.

El acuerdo es sobre todo una victoria simbólica para los republicanos, en tanto que el Congreso está atravesando uno de los periodos de mayor polarización política y se les ha acusado de obstruir su funcionamiento mientras el Senado estuvo, hasta el pasado enero, en manos demócratas.

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