Los historiadores desmontan la ofensiva populista del presidente de México contra Hernán Cortés

Académicos e investigadores critican la tergiversación y el uso de la historia con fines políticos

Busto de Hernán Cortés en el Archivo de Indias de Sevilla/
César Cervera

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Rara empieza a ser la semana en la que algún político no invoca términos de la Leyenda Negra para distraer al electorado de asuntos más acuciantes. Pueden ser españoles pidiendo que no se celebre la Reconquista de Granada, o internacionales como el filipino Rodrigo Duterte reclamando un cambio de nombre para su país. El último en subirse a esta ola de demagogia ha sido el presidente México, con una carta al Rey de España para que pida perdón por la conquista de la que este año se conmemoran 500 años.

Si López Obrador pensaba, como en otros tiempos, que su misil propagandístico iba a quedarse sin respuesta es porque, tal vez, ha calculado mal el clima que se vive hoy en la historiografía española, que desde muchos sectores trata de sacudirse algunos de los tópicos que carga el país desde hace siglos . «Me parece absurdo juzgar con la mentalidad actual hechos ocurridos hace 500 años. Si nosotros pedimos perdón por el daño que pudimos ocasionar, ellos nos deberían dar las gracias por las cosas positivas que llevamos. Entre ellas, una lengua que permitió que todas las tribus se entendieran entre ellas. Gracias al Imperio español, México se introdujo en la cultura occidental», apunta Enriqueta Vila Vilar , académica e historiadora.

En la misma línea, el catedrático Fernando García de Cortázar considera la idea de López Obrador «completamente absurda»: «El México de hoy -nos guste o no- es fruto de la conquista, que dejó una nueva sociedad en América, una sociedad mestiza cuyas raíces hay que buscarlas en el estrecho contacto establecido entre conquistador y conquistado».

Lienzo de Tlaxcala

Desde la Real Academia de Historia, Feliciano Barrios Pintado advierte del riesgo de desligar hechos y personajes de su contexto: «La cuestión no es pedir perdón, sino que exista colaboración fraternal entre España y México. Imagínense que comenzamos a exigir una cadena de perdones históricos... ¿Nos debería pedir perdón Francia por los destrozos ocasionados en el siglo XIX? En cada época se actúa conforme a unos planteamientos concretos», señala Barrios Pintado, que recuerda, además, que «fueron los propios españoles los que denunciaron los abusos contra los indígenas».

Una decisión política

Desde México, el historiador Tomás Pérez Vejo pone énfasis en que la función del historiador es explicar y no juzgar, como se pretende hacer con la Conquista de América . «La pulsión hispanófobo-victimista presente de una u otra manera siempre en el discurso de la izquierda latinoamericana, lleva a ver en España, lo español y los españoles el origen de todos los males que han asolado al continente durante los últimos cinco siglos. En este sentido el Presidente López Obrador está simplemente satisfaciendo la hispanofobia presente en muchos de sus electores, en la línea de otros muchos líderes de la izquierda del continente», explica Pérez Vejo sobre el trasfondo político.

Elvira Roca Barea , autora de la obra «Imperiofobia y Leyenda Negra», considera que López Obrador emplea la historia como distracción: «Se ha colgado una medalla de patriotismo a costa de los mismos, de España, la cabeza de turco de siempre, en vez de sacarle el colmillo a EE.UU., que está haciendo un muro vergonzoso y no deja de agredir a sus intereses». Asimismo, Roca Barea se pregunta «¿por qué no exige, por ejemplo, al presidente de los EE.UU. que se disculpe por arrebatar a México el 52% de su territorio en 1848?».

Flor Trejo (del Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano) es de la misma opinión. En sus palabras, el presidente López Obrador busca, «apoyándose en una historia -mal contada y peor enseñada desde hace décadas-, recuperar el prestigio de los dirigentes del país». La estudiosa considera además que el político ha recurrido a un « recurso pobre y barato » para mantener su popularidad. Sus afirmaciones -explica- se basan además en un «anacronismo que hace mucho daño» y que asocia el Imperio azteca con México. «Cuando Cortés y su ejército desembarcaron en la costa de lo que ahora conocemos como Veracruz, estaban ingresando a un territorio que no era un país», completa.

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