El Chernóbil americano

La tragedia nuclear olvidada que pudo convertirse en el Chernóbil de EE.UU.

La central nuclear Three Mile Island (1979) sufrió el accidente atómico más grave de la historia de Estados Unidos, el cual quedó relegado al olvido bajo la extensa sombra de Chernóbil

Vista aérea de la central nuclear Three Mile Island, en Harrisburg (Pensilvania, EE.UU.) ABC

Irene Mira

Hace cuatro décadas, Estados Unidos también tuvo su propio Chernóbil . El 28 de marzo de 1979 se produjo una de las mayores catástrofes nucleares de la historia, en la central de Harrinsburg (Pensilvania), a causa de un error técnico y humano. Se trató del primer fallo importante en una planta atómica, lo que llevó a un gran cambio en la política nuclear norteamericana y mundial. Registrado con un nivel 5 por la Escala de Sucesos Nucleares (Escala Ines) y definido como «Accidente con amplias consecuencias» , estuvo muy próximo al de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), ambos de nivel 7.

La central nuclear de Three Mile Island se componía de dos reactores que llevaban muy poco tiempo en marcha. El accidente se produjo a las cuatro de la madrugada cuando dejó de funcionar la unidad 2 de la central, provocando que fallara el circuito de refrigeración primario. Automáticamente, se activaron las barras de control , pero las válvulas que controlaban el paso hacia el generador de vapor se bloquearon unos instantes. El ingeniero responsable desconectó el automatismo de control correspondiente y confundió diversos instrumentos de medida, lo que provocó que se inundara el edificio de agua contaminada y se liberaran gases radiactivos en la atmósfera. El agua infectada que fue a parar al río desencadenaría unas consecuencias inesperadas para las familias residentes de la zona.

Los enigmas abiertos de un caso cerrado

El escape radiactivo puso en peligro a 30.000 personas que vivían alrededor (a menos de 8 kilómetros) de la central, quedando expuestas a ciertos niveles de irradiación. Las acciones de emergencia fueron insuficientes y consistieron en la evacuación de mujeres embarazadas y niños en un radio de 13 kilómetros. Pero al no haber víctimas directas, las mediciones oficiales confirmaron que no habían efectos radiológicos negativos sobre la salud ni el medioambiente a largo plazo. Todo ello según el Departamento de Salud, Educación y Bienestar y de la Agencia de Protección Medioambiental (NRC) . Sin embargo, Greenpeace, mediante estudios independientes como el del investigador Steven Wing en 1997, han asegurado que la radiación fue diez veces superior a lo reconocido oficialmente, y que por tanto sigue existiendo a día de hoy una evidente contaminación radiactiva en las aguas y que continuarán durante siglos. Consecuencias que siguen estando a día de hoy sometidas a controversia. Además, los diez años que duró el proceso de limpieza dispararon ferozmente el coste económico para las arcas del Estado.

Cinco técnicos con ropa de protección y aparatos respiratorios preparados para entrar en la parte dañada y contaminada del reactor número 2 de Three Mile Island, en octubre de 1980. AP

Días después de la desgracia, la administración del presidente Carter llevó a cabo una Comisión especial para examinar las centrales nucleares y disponer de las modificaciones necesarias. La compañía propietaria de la planta echó la culpa a una válvula de la compañía constructora del sistema, Babcock Wilcox . Sin embargo, el «fallo humano» pronto estuvo en boca de todos, pues alguien en el control de mandos, por causas no específicas, cerró el sistema de refrigeración, provocando el calentamiento entero del sistema.

El principio de la decadencia de la energía nuclear

En cualquier caso, el accidente abrió el debate sobre la energía nuclear, especialmente en cuanto a la seguridad de las instalaciones. De todos los rincones de EE.UU. y del extranjero llegaron noticias sobre protestas antinucleares y una renovada actividad de los grupos ecologistas. A Harrinsburg viajaron las primeras delegaciones procedentes de países europeos con producción nuclear, con motivo de preocupación por el futuro de sus programas energéticos. Como recogió ABC en su edición del 4 de abril de 1979 , el Gobierno de España también colaboró con el envío de una comisión de expertos en materia de seguridad nuclear, con el fin de conocer las causas y posibles consecuencias del catástrofe nuclear en la región de Pensilvania.

Sin embargo, no se trataba del primer incidente nuclear en EE.UU., ni tampoco del último. Solo un año antes, según el Registro de la Comisión de Regulación Nuclear estadounidense , se produjeron casi 3.000 accidentes y percances relacionados con este tipo de plantas. Todas las centrales norteamericanas tuvieron que interrumpir su actividad al menos una vez durante ese año por razones de seguridad. Pensilvania únicamente reabrió un debate candente.

La central nuclear de Chernóbil dos semanas después de la explosión, el 12 de mayo de 1986 (REUTERS)

A pesar de que hoy es un episodio olvidado, Three Mile Island tuvo un mayor impacto sobre la industria nuclear que el de Chernóbil. Supuso un verdadero freno para la energía nuclear, ya que el número de centrales proyectadas cayó de manera importante en el mundo. Al poco tiempo del accidente en Pensilvania, se pusieron en marcha medidas de seguridad futuras en las centrales nucleares, especialmente en la formación y entrenamiento de los técnicos de la instalación. Supuso, además, la creación de El Instituto de Operaciones de Energía Nuclear (INPO) , el desarrollo e implementación de los Procedimientos de Operación de Emergencia (POE), la creación de Guías de Gestión de Accidentes Severos (GASS), y el establecimiento del Análisis Probabilista de Seguridad (APS). Toda una serie de mejoras que se incorporaron rápidamente en el diseño y en los requerimientos de las centrales en construcción que coincidieron en el momento del accidente.

A pesar de que hoy es un episodio olvidado, Three Mile Island tuvo un mayor impacto sobre la industria nuclear que el de Chernóbil

Por desgracia, las consecuencias de Harrisburg no fueron suficientes para evitar otros accidentes nucleares de gran importancia. Cinco meses después se produjo una fuga de uranio en una central nuclear secreta, cerca Erwin (Tenesse, EE.UU.) , que llegó a contaminar a mil personas. Luego se desencadenaría la terrorífica tragedia de Chernóbil, en 1986, que ha vuelto a ser actualidad décadas después gracias a la exitosa miniserie de HBO. O el de Fukushima , en 2011, que alcanzó la misma magnitud de gravedad que la central ucraniana.

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