Se calcula que casi medio millón de refugiados españoles huyeron a la vecina Francia con el final de la Guerra Civil en 1939 . Un «Pacto de no intervención» en los países de nuestro entorno motivó que las fronteras se mantuvieran cerradas hasta el último momento , pero su apertura no significó el asilo soñado: muchos murieron en auténticos campos de concentración por frío y hambre.
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