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Ultramar&nosMuchos motivos para probar, muchos motivos para volver

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Hay sitios, restaurantes, donde uno se siente como en casa. No importa que uno no cocine comida ‘thai’, o que no le ponga tanto esmero a la decoración de la ensaladilla. Será el ambiente, la iluminación, el trato. Ultramar es uno de los lugares que cumplen esta condición.

La consultora Garum es la responsable de este espacio que se estrenó en Cádiz en la primavera de 2015 en el local donde antes estaba Ultramarinos Barreda. Cuando un clásico del comercio y del paisaje del casco histórico desapareció, hubo cierta tristeza entre los gaditanos. Pero Ultramars llegó con la intención de homenajear a los anteriores ocupantes de la esquina de San José con Enrique de las Marinas conservando el aire de tienda de alimentación antigua.

Es un gran consuelo comprobar que la reforma ha mejorado el aspecto de la zona de Mina, más si comparamos con algunos establecimientos con rótulos estridentes que rompen con la estética del centro de la ciudad. 

Pero vayamos a la comida. Hoy podemos decir que en Cádiz hay una nueva línea de restaurantes o ‘gastrobares’ que ha ido surgiendo en los dos últimos años, con un toque informal y cartas breves donde se ensalza el producto local y la cocina tradicional con toques modernos. Quizás Ultramar fue uno de los pioneros en esta corriente. Muchos pensaban que por la zona en la que se ubica podría ser un sitio caro o estirado, pero no.

El cocinero Manuel Valencia es el encargado de los fogones de Ultramar, y con mucho acierto. Se nota cuando detrás de la gestión de un negocio hostelero hay profesionales que conocen las necesidades y demandas del cliente. El resultado es una oferta de platos cuyo tamaño oscila entre la tapa y la media ración, con muchas referencias de cocinas del mundo muy bien construidas. Los tacos de cochinita pibil de la anterior carta no se podían encontrar fácilmente en la provincia, ni siquiera en los mexicanos de más nombre.

Propuestas como el hummus variado o el arroz con ortiguillas han ido sobreviviendo a los cambios de carta, que se agradecen, porque renuevan el interés por visitar los restaurantes que un día, dos, tres, nos entusiasmaron. Tengo que reconocer que fue el motivo por el que volví la última vez, para comprobar qué se cocía en esta nueva temporada. Y no defraudó una vez más. A la carta se han sumado una clásica receta asturiana últimamente muy de moda, el cachopo, que preparan con cecina, berenjena y queso. También una original calabaza rellena, que entra tanto por los ojos como por el paladar, con una mezcla de setas y queso. Pero no todo es inventar: las salchichas caseras de ternera o las croquetas de puchero o el bacalao rebozado siguen ahí recordándonos por qué la gastronomía de aquí se gana a todo el que la experimenta. No puedo hablar de los nuevos postres porque no he tenido ocasión de probarlos, pero espero hacerlo y repetir la misma expresión de gusto que con los de las cartas anteriores.

Una vez más, cabe destacar el buen trato, el gran desempeño, que ofrecen sus camareros, los interesantes vinos que ofrece, además de una selección de cervezas con varias artesanales de la provincia. Después de todo esto y dando un repaso a la zona donde está Ultramar sólo queda preguntar literalmente: ¿quién da más?

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