El 33% de los casos de asma infantil atribuidos a la contaminación atmosférica

Un estudio realizado en 18 países europeos sugiere que las recomendaciones actuales de la OMS no protegen a niños y niñas

Un niño aplicándose una dosis de ventolin CESAR MINGUELA

ABC

El asma, que ha sufrido un incremento «a nivel mundial» desde 2005, es la enfermedad crónica más común en la infancia. Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por La Caixa, y publicado en European Respiratory Journal ha concluido que hasta el 11% de los casos nuevos de asma infantil pueden atribuirse a la contaminación atmosférica y que podrían prevenirse el 33% de los casos , si los países europeos cumplieran con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) relativos a los niveles de partículas contaminantes PM2,5 (partículas en suspensión de menos de 2,5 micras).

El estudio en 18 países europeos (Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Lituania, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza) y realizado a un total de 63,4 millones de niños y niñas muestra evidencias de que la contaminación atmosférica podría incrementar el riesgo de desarrollar esta enfermedad respiratoria durante la infancia. El porcentaje de casos nuevos anuales atribuibles a la contaminación atmosférica varía en función de cada uno de los tres contaminantes estudiados: 33% en el caso de las partículas PM2,5, 23% para NO2 y 15% para carbono negro (BC). No hay de momento ninguna evidencia que señale que afecta más a un género que a otro, pero « la prevalencia e incidencia de asma en general es mayor en niñas que en niños», aseguran desde ISGlobal.

Casos prevenibles

Para estimar la carga de enfermedad del asma infantil y el número de casos prevenibles, el equipo científico planteó dos escenarios diferentes.

El primer escenario se basaba en los niveles máximos de contaminación atmosférica contemplados en las recomendaciones de la OMS y sugirió que 66.000 casos de asma infantil (el 11% del total de casos incidentes) podrían ser prevenidos si se cumpliesen las recomendaciones de la OMS, sobre los niveles de partículas PM2,5. Así mismo, las estimaciones indican que cumplir con los niveles recomendados de NO2 permitiría prevenir 2.400 casos de asma infantil al año (el 0,4% del total de casos incidentes). «Solo el 0,4% de los casos podrían ser prevenidos en el caso del NO2 si se cumpliesen las recomendaciones de la OMS frente a una reducción mucho más significativa del PM2,5, por lo que se estima que las recomendaciones actuales de la OMS sobre los niveles máximos de NO2 parecen proporcionar mucha menos protección que en el otro caso», sostiene David Rojas-Rueda , uno de los científicos que lideró el estudio en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) que aún así indica que el PM2.5 resulta «más perjudicial» para la población.

El segundo escenario tomaba como referencia los niveles más bajos de contaminación del aire detectados en una revisión de 41 estudios científicos anteriores. Los resultados son sorprendentes, si los 18 países fuesen capaces de reducir las concentraciones de PM2,5 hasta los niveles más bajos registrados en estudios anteriores, cada año se podría prevenir más de 190.000 casos (o el 33% de los casos incidentes). El número de casos que podrían ser evitados cada año si se alcanzasen los niveles más bajos de NO2 y carbono negro sería de 135.000 (o el 23%) y de 89.000 (o el 15% de los casos incidentes), respectivamente.

«Llamada urgente»

El impacto ambiental en la salud se puede prevenir y existen «numerosas intervenciones que pueden reducir los niveles ambientales de contaminación del aire y la exposición de niños y niñas» , afirma Hannen Khreis, primera autora del estudio e investigadora asociada al Centro para el Avance de la Investigación en Emisiones del Transporte, Energía y Salud del Isntituto A&M del Transporte de Texas. Considera este nuevo análisis «una llamada a la acción urgente» para concienciar a la población de que «podemos y debemos hacer algo al respecto».

Un estudio que no solo pretende mostrar como la contaminación ha afectado en nuestra salud, sino también todo lo que «podemos ganar» si logramos mejorar la calidad del aire.

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