Ana y Mía, los peligrosos «hashtags» que todos los padres deberían conocer

Alrededor de 400.000 personas padecen en España algún trastorno de conducta alimentaria (TCA)

Cynthia Falcón Trejo

«Érase una vez una joven que quería ser princesa, la princesa más bonita del lugar. Cada día le preguntaba a su espejito mágico: “espejito, espejito, ¿quién es la más bella? ” Y cada día el espejito se lo mostraba. Para ello, contaba con la ayuda de sus hadas madrinas: Ana y Mía. Sus consejos eran claros y la adolescente los practicaba regularmente: “Escupe la comida en una servilleta, dile a tus padres que comes fuera para que no sospechan, abre el grifo para que no te oigan vomitar”. Hasta que, finalmente, llegó el ansiado día… El día en que se convirtió en princesa».

El empeño de la joven, que buscaba alcanzar la «belleza», la llevó al hospital y puso en grave riesgo su vida. Esta es la historia de una chica cualquiera, tú puedes elegir su nombre, desgraciadamente en la realidad tiene muchos. Alrededor de 400.000 personas padecen en España algún trastorno de conducta alimentaria (TCA), de los que 300.000 son chicos y chicas de entre 12 y 24 años, siendo la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia, según datos de la Fundación Instituto Trastornos Alimentarios (FITA) y de la Asociación española para el estudio de estas alteraciones.

En la actualidad, y según muestra otro Informe de la Agencia de Calidad de Internet desarrollado para la Fundación Imagen y Autoestima (FIA), existen dos millones y medio de publicaciones en internet etiquetadas como #anorexia y casi cuatro millones detrás de los «hashtags» #ana (anorexia) y #mia (bulimia). Además, los contenidos en redes sociales que fomentan estos trastornos han aumentado un 470% en los últimos cinco años.

«Los TCA son un problema de salud pública y su frecuencia, lejos de bajar en los últimos años, se ha incrementado», explica el Profesor Doctor Pedro Manuel Ruiz-Lázaro, jefe de sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. Unos datos que muestran la enorme necesidad de centrar la atención en los distintos aspectos que han propiciado esta situación.

Las tecnologías, un arma de doble filo

El 85% de los pacientes empezó a informarse en internet sobre este problema cuando aún no alcanzaba la mayoría de edad y uno de cada cuatro sigue haciéndolo en la actualidad. Sin embargo, e n el 87% de los casos, la familia desconoce estos hábitos nocivos y en solo el 40% llega a enterarse del problema.

« El trabajo con los padres es complicado porque hay mucha más información pero siempre se tiende a pensar que “a mí no me va a pasar”», explica María del Carmen Galindo Ortiz de Landazuri, presidenta de la Federación Española de Asociaciones de Ayuda y Lucha contra la Anorexia y la Bulimia (FEACAB). «Cuando se sospecha, como se sabe que es una enfermedad mental, la gente se resiste. Y se resiste a ir a ver aun especialista: al médico de cabecera bueno, el psicólogo también… ¿Pero al psiquiatra? El temor a que se les vea en esa sala de espera es común y compartido».

Mas al final, y en sus palabras, la familia es motor de cambio. « Siempre cuesta aceptar la enfermedad de un hijo. Siempre. Pero con un tipo de enfermedad como esta, que ni se escayola ni se opera, es aún más difícil», añade. Aconseja a los progenitores que asuman que el joven no se va a curar dándole una pastilla, que se conciencien de que es un proceso largo y que tengan mucha paciencia, firmeza, resistencia y cariño.

Galindo recuerda escuchar hablar sobre las páginas web Ana y Mía allá por el año 2005, un problema que aún no se ha conseguido atajar más de una década después. Hoy, el 60% de las personas con trastorno alimentario buscan en las redes sociales contenidos que pueden poner en riesgo su salud y son precisamente los jóvenes los que se mueven en este entorno. En ellas, las víctimas de este problema se retroalimentan , ofreciendo malos consejos, «trucos» y retos peligrosos.

Según confirman los expertos, el uso de estas plataformas por parte de los nativos digitales demuestra que hay un efecto a incrementar los pensamientos relacionados con los TCA, las dietas… Entre todas ellas, Instagram destaca como «el reino de la imagen» y el lugar donde se refleja la creciente preocupación de la sociedad por la misma. Un aspecto que a muchos progenitores se les escapa de las manos debido a que las nuevas generaciones se manejan mejor que ellos en este terreno y a que la dificultad reside en la gran cantidad de sitios por los que les llega toda esta información.

Mayor implicación con la anorexia y la bulimia, asignatura pendiente de las redes sociales. Así lo afirma el Dr. Ruiz-Lázaro, quien señala que hoy las plataformas digitales censuran de manera inmediata, por ejemplo, ciertas partes del cuerpo femenino pero no actúan de la misma forma con todos aquellos contenidos que versan sobre los TCA. «Aunque existe una buena predisposición a colaborar en ese sentido y son una buena oportunidad para disminuir los síntomas entre la población de más riesgo, aún tienen mucho que avanzar en este tema», concluye.

Combinación de esfuerzos por un objetivo común

Los expertos coinciden: la prevención es clave en este grave problema. Montserrat Graell, Doctora en Medicina y Presidenta de la Asociación para el Estudio de la Conducta Alimentaria (AEETCA), asegura que los TCA son un problema grave que tiene una prevalencia importante. «Grave porque genera complicaciones físicas muy importantes . Tenemos el mal honor de ser la enfermedad psiquiátrica que tiene más mortalidad y todo lo que podamos hacer para la prevención merece la pena».

Familias, amigos, profesionales de sanidad y de la educación, administraciones, empresas y medios de comunicación; los expertos aseguran que la lucha contra los trastornos alimentarios debe ser común . Así, es tarea de todos el mostrar a los más jóvenes que la imagen es diversa, que existen otros valores mucho más valiosos y que ser críticos es el mejor arma con la que se puede contar en situaciones como estas.

En su nueva campaña #PorunusoLovedelatecnología , Orange trata de impulsar el diálogo necesario en las familias para dar visibilidad a los TCA y así poder afrontarlos en sus fases iniciales. Una iniciativa que ofrece información sobre el enorme impacto que tienen las redes sociales en el desarrollo de este tipo de trastornos, consejos para lograr identificar el problema y recomendaciones a seguir.

Según Isabel Alonso, Directora de Marca de la empresa multinacional de telecomunicaciones, con esta nueva campaña buscan dar respuesta a las inquietudes de muchas familias sobre una cuestión tan preocupante como los TCA, donde juegan un papel muy relevante las redes sociales y las webs. «Frente a este mal uso de la tecnología, queremos mostrar cómo ésta también se puede convertir en un instrumento para ayudar a los jóvenes y sus padres en una situación muy compleja, que precisa de un compromiso familiar y también social», concluye.

Pero no están solos, para llevar a cabo esta labor cuentan con la colaboración de FEACAB y AEETCA. Una suma de esfuerzos que busca alcanzar un objetivo común: ganar la batalla a los trastornos alimentarios.

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