«Indiscutiblemente los niños han resultado mucho peor tratados que los canes»

Una singularidad del confinamiento ha sido la condición ventajosa de tener un perro. No ha habido norma dentro del centón inacabable y confuso de reglamentación emitida durante este periodo que regulará su circunstancia y condición. Los canes devinieron en un preciado salvoconducto necesario para salir a la calle durante las semanas más estrictas del confinamiento.

Indiscutiblemente los niños han resultado mucho peor tratados que los canes. No sólo estaban confinados inicialmente a perpetuidad, salvo excepciones médicas, sino que e l proceso de salida les ha sometido a absurdas medidas en función de su edad, número de miembros de la familia: impidiéndoles salir de casa con los dos padres simultáneamente o dejándoles en una suerte de limbo como lo que ha ocurrido con los menores de 18 y mayores de 14 y sometiéndoles, en sus salidas a franjas horarias más restrictivas que las de los canes.

Este gobierno sufre de lo que el profesor Contreras llama «Mentalidad adultocéntrica», una más de las enfermedades individualistas que nos asolan. Sólo esta mentalidad explica un olvido tan sonoro de las necesidades básicas de las familias con hijos. Millones de personas confinadas en las ciudades de España hemos sido testigos de que los niños fueron preteridos en las totalitarias normas del gobierno. Mientras sus gobernantes trataban de dictar el paso de toda una sociedad, se ha privado a los niños de paseos frente al benigno trato a los canes . Ignora este gobierno sin autoritas que las familias seguirán civilizando a los canes y a cualquier sociedad mucho más allá del tiempo que dure este gobierno bárbaro.