Familias reconstituidas: romper como pareja no debería llevar a romper como padres

Por Alicia Garrido, profesora de Psicología Social Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

S. F.

Una familia reconstituida es la formada por una pareja en la que al menos uno de los miembros aporta hijos o hijas de una relación anterior. En realidad, este tipo de familias ha existido siempre, aunque nunca como ahora habían supuesto una ruptura con las reglas de funcionamiento de la familia tradicional. Las familias reconstituidas tenían su origen en el nuevo emparejamiento de personas viudas o de madres solteras, por lo que se inscribían en una lógica de reemplazo del cónyuge que había fallecido o que estaba ausente. El padrastro o la madrastra no sólo sustituían al antiguo progenitor en la relación conyugal, sino también en sus funciones parentales, de tal modo que la nueva familia suponía una continuidad con la familia nuclear tradicional.

 

Actualmente, el aumento de las rupturas de parejas abre una nueva vía para la reconstitución familiar, que ahora es protagonizada sobre todo, por quienes tienen una nueva pareja después de una ruptura. Las parejas de los progenitores ya no sustituyen a un padre o a una madre ausentes, sino que entran a formar parte de una estructura familiar en la que tanto la madre como el padre biológicos siguen estando presentes. Esta especie de duplicación de las figuras materna y paterna, hace que la familia tenga una estructura más compleja, más parecida a una red o a una constelación familiar que al hogar nuclear tradicional. Ser conscientes de esta nueva estructura es una de las claves para que estas familias funcionen.

 

Desde el punto de vista de los menores, la separación o el divorcio de sus padres no supone una sustitución de un hogar por otro, sino más bien, un desdoblamiento de los hogares entre los que a partir de ahora deben repartir su tiempo. Que ambos hogares mantengan una comunicación adecuada es uno de los requisitos para que haya una buena adaptación tanto al divorcio como a la reconstitución familiar. Tanto los progenitores como sus nuevas parejas deben hacer un esfuerzo por entender las implicaciones de esta nueva estructura familiar, en la que romper como pareja no debería llevar a romper como padres.

 

 

 

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