El abuelo emprendedor que quiere crear un oasis vacacional para mayores en Cantabria
«La juventud marcha y deja a los viejos, a los que hay que atender», recuerda Lorenzo Gonzalo, que vive en la comarca de Campoo
S.F.
Lorenzo Gonzalo Heras tiene 89 años. A sus espaldas carga un gran número de experiencias, sabiduría y emprendimiento. Porque este jubilado fundó en 1969 el Club Amistad, la organización líder en España en el sector de la nieve. «Y no sabía esquiar», asegura. Una vez jubilado puso en marcha un albergue juvenil en la Estación de Esquí de Alto Campoo. «Pero ya lo dejé», confiesa a este diario. «Ahora me dedico a otras cosas», explica. Y, entre sus numerosos quehaceres, destaca uno: «Horizonte feliz», un oasis vacacional exclusivo para los mayores .
Lorenzo tiene tres hijos que le adoran pero ellos hacen su vida en Madrid. Él, sin embargo, vive en Cantabria, en la comarca de Campoo. Es aquí donde quiere llevar a cabo su particular proyecto: un oasis de salud, alegría y esperanza para las personas mayores de la zona porque «la juventud marcha y deja a los viejos, a los que hay que atender », subraya.
«Esta comarca es ideal para llevar a cabo el proyecto», asegura Lorenzo, que con su idea quiere poner fin a la soledad que tanto afecta a los mayores . Cabe recordar que en España, según el INE, el proceso de envejecimiento no cesa y se calcula que para 2050 las personas mayores casi habrán duplicado sus efectivos actuales. Además, esas altas cifras de envejecimiento conllevan un elevado coste económico al estado.
«Con 'Horizonte feliz' tenemos tres objetivos: promover la amistad entre los ciudadanos; cuidar la naturaleza y promover el turismo y ayudar a las personas mayores», explica. Lorenzo reconoce que los de su generación son «carne de cañón» de la soledad , una epidemia de la que muy pocos escapan. Por ello quiere abrir un nuevo horizonte a los mayores, donde la ilusión y la felicidad marquen una nueva etapa en el final de su vidas.
Nada en firme
«El objetivo es que los mayores permanezcan en sus casas, en sus pueblos, donde van a ser más felices que si cambian de residencia y tienen que irse a vivir al piso de sus hijos en la ciudad», asegura. «O peor aún, ir a una residencia», recuerda.
Lo que él desea es que los mayores de Campoo sean felices en su comarca. Pero, para ello, toca invertir en una infraestructura que, de momento, no existe.
«Es muy difícil acceder a las autoridades», lamenta. «Me dicen que envíe un correo electrónico y no me responden». Pero no cesa en su empeño. De hecho, hace unos días que le hizo llegar a Miguel Ángel Revilla , presidente de Cantabria, un dossier de su idea.
El proyecto se compone de un aula de naturaleza de 3000 metros cuadrados, con auditorio musical incluido; un pabellón que albergue la historia profunda del pueblo y dé cabida a exposiciones así como una pequeña piscina y un santuario. Todo ello acompañado de un fomento del turismo de la zona específico, en el que se promuevan las excursiones y los mayores puedan seguir cultivándose.
«Al alcalde de Campoo le parece un buen proyecto», cuenta. Pero de momento no hay nada en firme. Pero él insiste: «Hay que ocuparse de los mayores. Están en soledad, aburridos. Hay que dotarles de actividades y de cierto atractivo».
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