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La mitad de la población será africana a finales de siglo

Representantes de 65 países pedirán ante Naciones Unidas medidas que fomenten la natalidad

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La disminución de la población mundial y el aumento del número de personas mayores de 65 años es un asunto de primer orden que «debe estar encima de la mesa de los gobiernos de algunos países, como es el caso concreto de España». Así, al menos, se manifestaron los directivos nacionales de la International Federation for Family Development (IFFD) en una reunión celebrada recientemente en Madrid para analizar la situación de las familias en los 65 países donde están presentes, y a la que ABC asistió en exclusiva.

Este foro no ocultó su gran preocupación por el índice de la tasa de fecundidad, que en la actualidad desvela, según las previsiones de Naciones Unidas, que más de la mitad de los países del mundo no llegan a la tasa de reemplazo generacional, lo que supone una situación muy grave de cara al futuro.

Destacaron que África, a principios de este siglo, suponía el 12% de la población mundial y, según las estimaciones, a finales de este siglo, casi la mitad de la población mundial será africana.

Ayudas insuficientes

Por todo ello, desde la (IFFD) se sienten obligados a reivindicar los derechos de las familias que quieren tener hijos, pero no lo hacen porque las condiciones y ayudas en sus países no son suficientes. Los gobiernos de algunos países como Francia, Suecia, Noruega o Irlanda ya han reaccionado ante esta realidad y han comenzado a poner en marcha algunas medidas que fomentan la natalidad. «Se trata de un primer paso muy importante y ahora está por ver si estas medidas resultan igual de eficaces en todas partes —reconocen los expertos reunidos en Madrid—. Al menos merece la pena intentarlo».

«Defender la familia era hasta hace poco algo calificado de retrógrado»

En España, los políticos «no se ocupan en profundidad de este asunto porque no les afecta directamente dentro del periodo legislativo en el que está su Gobierno en el poder —apunta Ignacio Socías, director de Relaciones Internacionales de IFFD—. Por otro lado, defender en nuestro país la institución familiar era hasta hace poco calificado de retrógrado y estaba asociado con una determinada opción política y religiosa. Sin embargo, el problema al que nos enfrentamos afectará de igual manera si se es de derechas o de izquierdas. Sabemos que plantear el tema en serio y actuar tiene un coste económico elevado, pero debe verse como una inversión a futuro».

Ante esta difícil situación demográfica, los directivos de esta federación han acordado enviar una serie de recomendaciones que serán presentadas el próximo mes de diciembre ante Naciones Unidas, con ocasión de la jornada que la Asamblea General dedicará a la clausura del XX aniversario del Año Internacional de la Familia. Entre las más significativas destaca la necesidad de establecer medidas para combatir el desempleo juvenil y las situaciones que llevan a renunciar a la búsqueda de empleo o a trabajar en condiciones inadecuadas, así como fomentar la legislación que facilite la conciliación de trabajo y vida familiar de forma que se consolide una situación que permita que las familias puedan tener los hijos que deseen. «El verdadero problema para tener hijos no es que la mujer se incorpore al mercado de trabajo, sino que ese mercado esté configurado a la medida del hombre y no tenga la flexibilidad necesaria para evitar la discriminación en la situación profesional de las madres», señala Ignacio Socías.

Mas mayores que menores

«Insistimos también —matiza— en contribuir al envejecimiento activo y a que se valore el papel de los mayores y su participación en las relaciones intergeneracionales. En España, el porcentaje de población mayor de 65 años ya ha superado al de menos de 15 y en 2050 lo triplicará, haciendo totalmente inviable el estado de bienestar tal y como lo conocemos hoy. El envejecimiento es también el primer problema en toda Europa porque, hasta hace poco, al 94% de los mayores dependientes los cuidaba la familia. Por esta razón, nunca los gobiernos han destinado el presupuesto adecuado para su cuidado y, desde que empezó la crisis, mucho menos aún. Con la falta de hijos y las rupturas familiares, cada vez tendremos más mayores de los que no podrán hacerse cargo la familia. De hecho, varias encuestas muy recientes han revelado que en España ya hay un tercio de pacientes crónicos mayores de 65 años que viven solos».

Las otras dos medidas van encaminadas a informar a los gobiernos de las pautas a seguir para romper el ciclo de transmisión de la pobreza y, por último, a prevenir la violencia familiar mediante un sistema educativo que fomente la igualdad efectiva y el respeto a la diversidad.

«Los gobiernos deben afrontar estas cinco recomendaciones»

Se trata de cinco recomendaciones que «los gobiernos deben afrontar porque las familias no lo pueden hacer por ellas mismas». A estas conclusiones se ha llegado tras muchas reuniones de trabajo y fueron presentadas en el pasado Congreso de Valencia de la IFFD, en el que se reunieron los representantes de 75 países. De allí salió también la iniciativa de crear una red de expertos en la materia formada por 40 países.

El Plan de Familia

Estas medidas también afectan muy directamente a España «porque para el Plan Integral de Familia, que está preparando el Gobierno y que previsiblemente se presentará en breve, el think tank de la IFFD, The Family Watch, ha hecho aportaciones en este sentido», apunta Socías.

La belga Marina Robben, presidenta mundial de la Federación, explicó en el transcurso de la reunión que en su país «están recortando presupuesto de algunos asuntos, como por ejemplo los relacionados con infraestructuras, para ayudar a las familias y, gracias a ello, se sienten apoyadas. Nuestro sistema de conciliación también es muy interesante porque el gobierno cede créditos de tiempo, un tipo de cheque social que se paga a una persona por cuidar a sus mayores o para que pague a alguien para que lo haga».

El problema, según Ignacio Socías es que en España «tenemos una gran tradición en que sean las familias las que busquen ayuda dentro de ellas mismas —piden auxilio a un padre, a un abuelo o un tío—, pero no son capaces de reivindicar fuera de su círculo más cercano esa ayuda, y menos aún al Estado».

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