Perla reconoce que es afortunada y cuida de sus nietas de vez en cuando
Perla reconoce que es afortunada y cuida de sus nietas de vez en cuando - Isabel permuy
Nunca es tarde para aprender

«Venimos a la escuela para sacar mejor nota como abuelos»

Un grupo de mayores regresa a las aulas, pero para tener una mejor relación con sus nietos, a los que cuidan con frecuencia

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Los cambios sociales, la incorporación de la mujer al trabajo, la crisis económica, el aumento de rupturas matrimoniales... Todo ello ha influido directamente en el cambio de rol de los abuelos en las últimas décadas. Ya no van de visita a casa de los hijos para mimar un rato a los nietos. Ahora muchos de ellos se conciben como «abuelos canguro» y se encargan del cuidado, pero también de la educación de sus nietos, ya que una gran parte pasa muchas horas, todos los días, al lado de los pequeños, haciendo casi el papel de padres.

Para atender a las necesidades de las familias y a los nuevos retos que plantean los nietos, el Ayuntamiento de Boadilla del Monte ha creado en su Centro de Mayores una Escuela de Abuelos dirigida a todos aquellos que sientan inquietud por mejorar la relación, cuidado y educación de sus nietos.

Algunos de sus alumnos reconocen que sus familiares y amigos les han dicho «pero si tú ya has sido padre y has educado a tus hijos, ¿para qué vas a una escuela de abuelos?».

Diferentes modos de educar

Gemma Sánchez, psicóloga y formadora de esta escuela, explica que hoy se cría de manera muy diferente a los niños y muchas técnicas que antes se utilizaban hoy ya no sirven. «Actualmente —puntualiza— se utiliza el refuerzo positivo, cuando hace años se aplicaba el castigo físico. Afortunadamente, hoy existe una relación más cercana con los nietos y hay que reforzar la comunicación. Tampoco está bien concebido el autoritarismo de años atrás y el uso de internet por parte de los jóvenes debe concebirse como un punto de unión entre generaciones y no como un distanciamiento...».

Perla Costillas es una de las alumnas y acude a esta escuela «para subir nota» y ser mejor abuela. «No todo está aprendido». Ella cuida de sus nietas cuando se ponen enfermas y no pueden ir al colegio o cuando sus hijos tienen algún compromiso. Reconoce que cuando le dijo a sus hijos que se apuntaba al curso «se quedaron muy sorprendidos», pero ella no cambió de opinión porque sus dos nietas tienen 11 y 13 años «y se acercan a la pubertad, una edad muy difícil y muy distinta a la que me tocó vivir con mis hijos y quiero saber qué tengo que hacer para mantener una buena relación con ellas».

La historia de Emilio Martín y su mujer María Barroso, otros alumnos, es poco peculiar. Viven desde hace tres años, por circustancias personales, con su hijo y con los nietos trillizos, que tienen 15 años. «Venimos a la escuela rodados, ya sabemos muchas cosas, pero en otras nos ayuda a reforzar nuestra relación con los nietos, que, además de ser tres, están en una edad complicada. Nos resulta muy enriquecedor contrastar opiniones, aprender pautas de comportamiento, decisiones que debemos tomar... En muchas facetas estamos desfasados porque los tiempos han cambiado. En realidad este curso nos llega algo tarde. Teníamos que haber venido cuando los niños eran bebés y ahora la cosa sería muy diferente porque los chicos se resisten a aceptar muchas normas».

Saber «reñir mejor»

Cuando los nietos les preguntan que para qué van a clase a estas alturas, ellos les contestan «para que me enseñen a educarte más y a reñirte mejor. Y nos reimos juntos —señala Emilio Martín—. La que tiene todo el mérito es mi mujer, que se encarga de cinco hombres en casa. Yo ayudo lo que puedo, nada en comparación con todo lo que ella ha asumido».

El curso consta de 10 sesiones de dos horas cada una. Comienza con quince minutos de teoría sobre asuntos como el papel del abuelo en la sociedad actual, la buena educación en la afectividad, la comunicación con la familia extensa, estilos de autoridad, los límites y normas, la prevención del maltrato infantil, el desarrollo de los valores, la educación para el ocio de calidad y prevención de adicciones o cómo mejorar el rendimiento escolar. «Después, —explica Gemma Sánchez— analizamos casos prácticos donde, además, los alumnos cuentan sus propias experiencias, lo que enriquece mucho el contenido abordado al añadir pautas que se deben aplicar en cada situación concreta en la relación abuelos-nietos».

Por otro lado, el curso ayuda a los abuelos a socializarse «porque la mayoría pasa el día con los nietos y pierden sus amistades. En clase se relacionan con otras personas con los que, además, se identifican, lo que les anima mucho».

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