Autoestima

Claves para ser asertivo

Se trata de un comportamiento que se puede aprender. ¿Quieres saber cómo ponerlo en práctica?

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La asertividad es la habilidad que nos permite expresar nuestras opiniones o sentimientos, sean estos positivos o negativos, de forma clara, directa y sin que medie la hostilidad.

Decía Eric Schuler, que «es una herramienta que te ayuda a ser tú mismo, a no tener miedo ni vergüenza de tus propias convicciones, a defenderlas con entusiasmo sin menospreciar ni mostrarte agresivo hacia quienes no las comparten... Basada en la autoestima, se apoya en el respeto a las propias convicciones sin pretender imponerlas a los demás. Su práctica aumenta la confianza en ti mismo y la soltura con la que puedes hacer frente a cualquier situación».

Según explican Eva Bach y Anna Fores en su libro «La asertividad para gente extraordinaria»

hay quien piensa que este concepto consiste simplemente en idear maneras más o menos afortunadas y no ofensivas de decir algo de mal gusto o no grato de escuchar. «A veces la asertividad es un eufemismo que utilizamos para suavizar cosas gordas que pensamos de los otros, y en este tipo de usos implica una trampa, en la que tenemos que procurar no caer —explican—. Si siempre que recurrimos a ella lo hacemos con la intención de endulzar algo amargo, quiere decir que nosotros ya hemos hecho nuestro juicio sobre el otro, y lo único que pretendemos es disimularlo o no decirlo de forma tan clara o directa»

Según estas autoras, si es así, nuestra tonalidad emocional nos va a traicionar en un momento u otro y lo que digamos va a resultar igualmente agresivo, aunque no lo se abiertamente.

Cuatro habilidades básicas

En el libro recuerdan que Laurus, uno de los primeros autores en desarrollar este concepto, concreta la conducta asertiva en cuatro habilidades básicas:

—capacidad de decir no.

—Capacidad de pedir favores y hacer peticiones.

—Capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos.

—capacidad de iniciar, mantener y cerrar conversaciones.

En definitiva, la asertividad se necesita tanto para dar gracias, pedir disculpas, presentarse uno mismo o formular una pregunta, como para efectuar o aceptar una crítica, dar o aceptar un elogio, negociar, etc.

Se trata de un comportamiento que se puede aprender, a pesar de que te guste agradar a todos los de tu alrededor, quieras evitar confrontaciones, experimentes baja autoestima o tu situación laboral te haya obligado —y a la larga acostumbrado— a silenciar tus verdaderas opiniones.

Claves para integrarla en nuestra vida

Todas ellas son las causas más frecuentes que marcan las personalidades poco asertivas. ¿Cómo podemos integrar la asertividad en las situaciones sociales? Así lo explica Javier González, Ceo del Instituto Superior Magna Coaching:

—Elimina los pensamientos negativos. A la mayoría de las personas les resulta incómodo decir que no a una petición de un tercero, es una sensación común, pero no debes permitir que el malestar impida hacer valer tus derechos, motivos o argumentos por los que no puedes o no quieres acceder.

—Cuando expresas tus sentimientos no debes buscar que el interlocutor los encuentre justificados o los comprenda, únicamente estás informando de tu parecer que es lo que se pretende conseguir con la conducta asertiva.

—Busca el momento y lugar adecuado para comunicar tus sentimientos. Queda para tomar café en un sitio tranquilo o refúgiate en una sala de la casa o de la oficina en la que no se produzcan injerencias externas.

Estructura el mensaje que quieres transmitir en el que especifiques hechos, sentimientos y consecuencias. Ejemplo: Como no me has avisado de que llegarías tarde (hecho), me he puesto nerviosa (sentimiento/sensación), por favor avísame la próxima vez y la espera será menos angustiosa (consecuencia).

—Pon en práctica la técnica «Banco de niebla». Consiste en reconocer que estás de acuerdo en que el interlocutor tiene motivos (con los que no es necesario que empatices) para mantener su postura, pero sin dejar de expresar que mantendrás la tuya, ya que también tienes el derecho y los argumentos para hacerlo.

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