La nueva colección crucero de Gucci
La nueva colección crucero de Gucci - abc

Gucci se acerca a Prada y Chanel

Radical cambio de posicionamiento de la histórica marca florentina

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Gucci estrenó hace pocos meses nuevo director creativo, Alessandro Michele. Y con él ha llegado la revolución. Con las prisas del cambio de presidente y directora creativa previos, tuvo poco tiempo para plantear una colección sólida para el próximo otoño. Ahora, de cara a la colección crucero que sale en Navidad, no ha escatimado esfuerzos para relanzar la marca. Y es que el producto es, siempre, el primer paso hacia una nueva estrategia.

Gucci inició su andadura en 1921, cuando Guccio Gucci, un sencillo florentino que había sido portero del hotel Savoy de Londres, decidió replicar en su patria chica las más elegantes creaciones de bolsos de mano y bolsas de viaje que había visto en la entrada del gran hotel londinense. Fue, por tanto, durante muchas décadas, una elegante casa de accesorios en piel, sin mucho que ver con el prêt-à-porter.

El desembarco del genial tándem formado por Domenico de Sole, presidente, y Tom Ford, director creativo, lanzó al estrellato la casa italiana durante los 90. Se unificaron colecciones –hasta entonces distintas en Europa y Estados Unidos-, se estableció una estrategia concreta y se defino una nueva imagen. La «famiglia» Gucci se había desmembrado en luchas fratricidas, culminadas con la muerte de Maurizio a manos de sicarios pagados por su ex mujer.

El tándem Dom-Tom, creó un estilo ganador para la época. Consiguieron llevarse de calle a las señoras de los cinco continentes. Su base era el «poder sensual», la asertividad femenina con un toque sexy. Se crearon magníficas colecciones de trajes de chaqueta y pantalón para el trabajo, «power suits», así como femeninos vestidos de noche para la alfombra roja. Pero los nuevos designios de su creciente accionariado – el grupo PPR, ahora Kering- lanzaron al dúo Dom & Tom –y a todos sus adláteres- fuera de órbita. Se instaló en un «palazzo romano» a Frida Giannini, que no pudo superar a su predecesor, el todopoderoso Ford. No obstante, Frida depuró un estilo sport chic elegante, si bien no consiguió diferenciarse en exceso de las demás marcas. Con el descenso de las ventas y la salida de Giannini de la empresa a principios de 2015, se decidió contar con un antiguo colaborador, Alessandro Michele.

Y Michele, tras una extraña colección de invierno que tuvo que sacarse de la chistera en cuestión de días, se vuelca ahora hacia otro lado de la moda con su nueva propuesta de crucero. Se trata de una colección con más de 60 looks para reactivar las ventas y la opinión pública cuanto antes. Michele, ha sacado a la luz ideas brillantes, de una mente claramente más barroca que las previas. Y esto no es malo, ni bueno, sino diferente.

La colección crucero de Gucci cuenta con piezas que bien podrían haber salido de los desfiles de Chanel: impecables trajes de dos piezas con falda y chaqueta de tweed rematada con pasamanería o abrigos acolchados de largo a la rodilla en colores pastel. Por otra parte, Alessandro Michele ha ideado prendas que también se acercan mucho a los surrealistas modelos de Schiaparelli, Prada y MiuMiu: locas combinaciones de chaquetas y faldas de distinto color, textura y material; vestidos retro en tejidos impresos con dibujos demodé de máxima actualidad. Zapatos complicados con punta chata, tacón grueso y materiales tan sofisticados como el terciopelo, o gorras y accesorios de un claro retorno a los años 60. Cada salida del desfile suponía una nueva y deliciosa sorpresa, un baño de colores y mezclas jamás vistas en la casa florentina.

Resta saber si, posicionando la marca en un universo más de moda barroca que de lujo intemporal, el público objetivo de Prada, Chanel y Gucci no será en cierto modo el mismo, creándose una batalla de grandes gladiadores. Habrá que ver si este nuevo Gucci, que va a perder su posicionamiento como classic luxe, funcionará entre las marcas más barrocas que solían evitar cuando seleccionaban puntos de venta multimarca antaño. Este cambio absoluto de rumbo, deja libre -a su vez- un nicho de mercado rentable que otras marcas a buen seguro se ocuparan de llenar. Un panorama interesante. Hagan juego, señoras.

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